La Guardia Civil descubre 5 kilos de dinamita ocultos en la mina de donde salieron los explosivos
La Guardia Civil localizó el viernes cinco kilos de dinamita Goma 2 escondidos en tres puntos distintos del interior de la mina asturiana de caolín de la que se cree que salieron los 200 kilos de explosivos utilizados por los terroristas islámicos en la masacre del 11 de marzo en Madrid.
La dinamita ahora incautada, y que fue hallada durante una operación de búsqueda de posibles escondrijos de cartuchos sustraídos en varias explotaciones de la zona, no parece formar parte de la partida utilizada en los atentados contra los trenes de cercanías, según fuentes de la investigación.
Pero su descubrimiento podría permitir acreditar el presunto incumplimiento de la normativa en materia de explosivos en la mina Conchita, ubicada en el municipio asturiano de Belmonte de Miranda y en la que trabajó el ex minero avilesino José Emilio Suárez Trashorras, actualmente en prisión como supuesto proveedor de los explosivos usados en los atentados de Madrid.
Además de los explosivos, los agentes se llevaron una muestra de tornillos y de tierra de la mina con el objetivo de comprobar si coincide con los restos encontrados en los atentados del 11 de marzo.
Devolver o destruir
Según la normativa, los explosivos sobrantes en cada voladura deben devolverse al polvorín o, en su caso, destruirse. La recuperación ahora de cinco kilos en diferentes localizaciones de la mina apuntala la sospecha de que la vigilancia sobre la dinamita podría haber sido lo suficientemente laxa como para haber facilitado su robo.
Emilio Llano Álvarez, minero vigilante de la mina Conchita y responsable de la custodia de los explosivos en esa explotación, y el picador Raúl González Peláez, de Mina Collada, en el cercano municipio de Salas, propiedad de la misma empresa que mina Conchita, son dos de los cuatro asturianos que permanecen en prisión de las 11 personas detenidas en esta comunidad.
Según el diario La Nueva España, la dinamita localizada en mina Conchita tiene más de dos años de antigüedad. De confirmarse este extremo, se trataría de cartuchos ya caducados. La goma-2 eco tiene una vida útil de 18 meses a partir de su fabricación.
Por todo ello, lo relevante del hallazgo es que cobra verosimilitud la sospecha de que, tal y como siempre se rumoreó en las zonas mineras asturianas, podrían existir desde antiguo tráficos ilegales de explosivos en pequeñas cantidades para su utilización clandestina en actividades pesqueras, movimiento de tierras y otros usos particulares.
El acceso al mercado negro de explosivos permite eludir la compleja y rigurosa tramitación administrativa que es preceptiva en la compra legal de dinamita.
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