¡Vuelta la burra al trigo!

Hace ya varios meses que llegaron a todos los centros de enseñanza secundaria de Andalucía unas estrafalarias instrucciones de evaluación para final de curso; las firmaba la señora Ballarín. Enseguida me acordé de que, hace un par de años, por criticar a esta señora y denunciar los vergonzosos escritos con que se nos presionaba a los profesores para que aprobáramos a todo el alumnado, me mandaron al centro a dos inspectores para amedrentarme con amenazas. Se conoce que pretendían ocultar los desastrosos resultados de la LOGSE. Ahora, según ordenan esas curiosas instrucciones, el profesor ha de elaborar un informe personalizado para cada alumno que suspenda en las pruebas ordinarias (para los que aprueben, no). Algún malpensado dirá que lo que se pretende es suprimir la presunción de inocencia para los profesores: si se atreven a suspender a un alumno, que justifiquen no ya la ignorancia de éste, sino que esa ignorancia no ha sido culpa suya. Pero no seamos malpensados, lo más probable es que lo que se pretenda sea lo de siempre: presionar un poquillo para que se apruebe por la cara a todo el alumnado y así la LOGSE vaya oficialmente bien. No sea que peligre la poltrona de algún pedagogo (o pedagoga) ¡Ah!, y dense ustedes cuenta de que forzar el aprobado implica expedir títulos que no certifican conocimiento alguno, títulos que no son sino una descomunal estafa para la sociedad en su conjunto.