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El Gobierno reprocha a Maragall su defensa del 'plan Ibarretxe'

La vicepresidenta replica al PP que el Ejecutivo no es "rehén" de nadie

María Teresa Fernández de la Vega le enmendó ayer la plana a Pasqual Maragall, tan sólo una hora antes de que ambos almorzaran juntos en el Palau de la Generalitat. El presidente catalán afirmó el viernes en Vitoria que el plan soberanista vasco difiere del proceso de reforma del Estatuto catalán en la "forma" pero son "sustancialmente parecidos en el contenido". Y ayer insistió en ello. La vicepresidenta le replicó en Sitges (Barcelona) que el Gobierno no puede asumir el plan Ibarretxe "ni en el fondo ni en la forma". Al PP, que había criticado los pactos entre el PSOE y Esquerra Republicana, le espetó: "No somos rehenes ni prisioneros de nadie".

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El tripartito se ha esforzado, desde que se hizo cargo del Gobierno de la Generalitat, en marcar distancias con la deriva soberanista vasca y en apostar por la vía catalana, imitada ahora por otras comunidades. Para ello, su presidente, el socialista Pasqual Maragall, ha puesto especial empeño en lograr la incorporación del reticente PP a la ponencia parlamentaria de reforma estatutaria y en arrancar al PSOE el compromiso de que apoyará, en el Congreso, el nuevo Estatuto que salga de la Cámara catalana.

Por este motivo sorprendieron a sus socios de Gobierno las declaraciones del presidente catalán el viernes en Ajuria Enea tras su entrevista con el lehendakari, Juan José Ibarretxe. "En el contenido estamos sustancialmente de acuerdo, si bien en las formas hay diferencias. Son dos caminos que llevarán al mismo lugar probablemente", manifestó. Y se mostró convencido de que ambas iniciativas "convergerán" en el futuro.

Pero al Gobierno central, que ve el plan Ibarretxe una afrenta y un pulso al actual modelo territorial e incompatible con un proyecto federalista, las palabras de Maragall no le gustaron. Ayer mismo, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, así lo expresó aunque evitando cualquier alusión directa al presidente catalán. "Para el Gobierno, el plan Ibarretxe no es asumible ni en el fondo ni en la forma", afirmó en Sitges en la clausura del encuentro anual del influyente Círculo de Economía.

Las réplicas al presidente de la Generalitat también le llegaron desde su propio Ejecutivo. La víspera, el consejero de Relaciones Institucionales y número tres del tripartito, Joan Saura, de Iniciativa per Catalunya, afirmó: "Me es difícil opinar sobre estas declaraciones pero la vía catalana que propone el Gobierno catalán no rompe la sociedad por la mitad y aquí [en Cataluña] hay un gran consenso sobre esto".

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El presidente insiste

Pero ayer por la tarde, lejos de matizar o corregir sus declaraciones tras el toque de atención de la vicepresidenta, Maragall insistió en sus argumentos. "El deseo de autogobierno y potenciarlo lo entienden el Gobierno vasco, el español y el catalán. Todos tenemos este deseo, pero no el de romper nada, que no lo tiene Ibarretxe, ni el Gobierno español ni el catalán". "Otra cosa es la forma", insistió, "porque desde Cataluña procuraremos un gran consenso. Pero por ahora no podemos dar lecciones a nadie hasta que esté listo [el Estatuto]".

Fernández de la Vega reafirmó la sólida voluntad del Gobierno de profundizar, en esta legislatura, el modelo de Estado a través de las reformas constitucional y autonómica pese a quien pese e incluso en contra de "quienes tratan de sembrar inquietudes innecesarias en torno a las cuestiones territoriales", en clara advertencia al Partido Popular. "En el Gobierno no somos ni rehenes ni prisioneros de nadie. Somos radicalmente autónomos", respondió la vicepresidenta al secretario general del PP, Mariano Rajoy, quien el viernes, en este mismo marco empresarial, le reprochó al PSOE su "sumisión" a los partidos nacionalistas y, principalmente, a Esquerra Republicana. Rajoy se refería, entre otros acuerdos, al pacto entre los independentistas y el PSOE que desatascó la aprobación del Plan de Estabilidad el jueves en el Congreso.

Sabedora de la inquietud que toda convulsión política provoca en el tejido empresarial, la vicepresidenta lanzó un mensaje tranquilizador sobre el modelo de Estado que impulsará su partido. Las reformas legislativas, dijo, requerirán un amplio consenso político y social, además de "sosiego, voluntad de pacto, renuncias mutuas y voluntad de permanencia". Una vez concluido este proceso, el Gobierno dará por cerrado, al menos durante mucho tiempo, el modelo de Estado. "La reforma estatutaria no es un proceso para alcanzar la libertad de las comunidades, puesto que la libertad no está amenazada", agregó.

Fernández de la Vega explicó que un primer informe del Consejo de Estado fijará las posibilidades de estas modificaciones. Ese documento se ampliará posteriormente con las aportaciones del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, cuyo reglamento el Gobierno prevé cambiar para aumentar sus competencias.

María Teresa Fernández de la Vega y Pasqual Maragall, en Barcelona.

/ EFE
María Teresa Fernández de la Vega y Pasqual Maragall, en Barcelona. / EFE

Evitar presiones

"Ahora puedo decirlo claramente". El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decidió sacar las tropas españolas de Irak a las 24 horas de haber accedido al poder porque sólo entonces era posible hacerlo.

"Una demora hubiera significado presiones insoportables y también una menor libertad de actuación", explicó abiertamente ayer ante los empresarios catalanes María Teresa Fernández de la Vega, quien aseguró que, pese a la rapidez, la decisión fue tomada de forma "muy meditada y rigurosa" basada en el sentir "mayoritario" de los ciudadanos.

La vicepresidenta primera se interrogó sobre si alguien estaba "arrepentido" por la retirada de las tropas y se respondió: "Desde luego, el Gobierno, no".

Entre las medidas que incluye el programa de Gobierno, Fernández de la Vega subrayó la reforma de los medios de comunicación estatales y la necesidad de "poner orden" en el panorama audiovisual, mediante una ley que lo regule, tras hablar con todos los sectores.

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