La Inquisición, seis años después
El Vaticano presenta con seis años de retraso las ponencias de un simposio sobre el temible 'santo tribunal'
El tiempo, un concepto relativo, es especialmente elástico en las instituciones eternas. El Vaticano presentó ayer, con casi seis años de retraso, un libro con las ponencias de un simposio sobre la Inquisición celebrado en 1998, y anunció que proseguían las investigaciones sobre los libros prohibidos que en 1559 el Santo Oficio retiró de la biblioteca vaticana.
"La publicación no se ha demorado porque alguien se opusiera a ella, sino por una serie de problemas de salud de los expertos", aclaró el cardenal Georges Cottier, teólogo de la Casa Pontificia. La publicación del libro La Inquisición, con los documentos del simposio celebrado en octubre de 1998, ofreció al papa Juan Pablo II una nueva oportunidad para pedir perdón por los abusos inquisitoriales. En un mensaje leído por el cardenal Roger Etchegaray, el Papa lamentó, como ya hizo en la encíclica Tertio milennio de 1994 y en la ceremonia del Jubileo del 12 de marzo de 2000, "los errores cometidos en el servicio a la verdad recurriendo a métodos no evangélicos". Una petición de perdón válida "tanto para los dramas relacionados con la Inquisición como para las heridas de la memoria que son su consecuencia".
Los tribunales inquisitoriales del Santo Oficio nacieron en el siglo XIII para combatir herejías como la cátara, y en 1252, cuando el papa Inocencio IV les concedió autorización para emplear la tortura, adquirieron un carácter temible.
Con el desarrollo de las naciones europeas equipararon el delito de herejía al más grave previsto en la legislación civil, el de lesa majestad, punible con la muerte en la hoguera. El cardenal Cottier, experto en la materia, precisó que el acto de contrición del Vaticano no se extendía a "ciertas imágenes difundidas en la opinión pública, con más mito que realidad".
El historiador Agostino Borromeo, editor del libro, ofreció algunos ejemplos: en España, donde funcionaban los tribunales de fama más siniestra, entre 1540 y 1700, la época más intensa del Santo Oficio, se desarrollaron 44.674 juicios inquisitoriales, de los que unos 800, el 1,8% del total, concluyeron con la ejecución del reo. En Alemania, entretanto, fueron quemadas unas 25.000 supuestas brujas, condenadas indistintamente por la Inquisición o por tribunales civiles.
El cardenal Jean Louis Tauran, bibliotecario del Vaticano, indicó por su parte que en 1559 el Santo Oficio retiró de los anaqueles pontificios cinco sacas de libros prohibidos, que no devolvió hasta tres siglos más tarde. "Aún no hemos elaborado la lista de los títulos, los expertos siguen trabajando", explicó.
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