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Una serie documental radiografía el presente y el futuro de África

La 2 estrena el próximo domingo esta producción de 13 episodios

"La muerte natural en África no existe. No es fácil morir de viejo en un lugar donde el 15% de los niños muere antes de cumplir los cinco años y el 30% de sus habitantes están condenados por el sida". Así comienza uno de los episodios de La llamada de África, una producción de New Atlantis que La 2 estrenará el próximo domingo (22.55). A lo largo de 13 capítulos, la serie documental intentará mostrar que a pesar de las guerras, las epidemias, las hambrunas y los desastres naturales existe otro continente lleno de contrastes.

Es el continente más asolado por todas las catástrofes que se conoce. Y el más olvidado. Pero existe un África más real que sobrevive, renace y crece alejada del estereotipo. La llamada de África pretende ir más allá de las visiones parciales para contar historias que surgen del contraste entre modernidad y tradición, entre el mundo rural y el urbano, entre el norte musulmán y el animismo subsahariano, entre las zonas costeras y el interior... Sin olvidar los retos de su presente y sus sueños de futuro.

Para su director, Chema Rodríguez (Sevilla, 1967) -autor de la serie Sahel, la frontera herida, también para TVE-, la producción quiere alejarse del horror, los dramas, el folclore y los paisajes fascinantes para "radiografiar una realidad cotidiana compleja y sin puntos intermedios, a través de los testimonios de hombres y mujeres anónimos que hablan de innumerables situaciones desconocidas para los occidentales". En año y medio de rodaje, Rodríguez ha recorrido 14 países para abordar "siempre desde un punto de vista africano" su sociedad, su multiplicidad religiosa, el patrimonio artístico, los problemas sanitarios o el estado de sus infraestructuras.

Diversos intelectuales y artistas africanos pusieron al director sobre la pista de muchos de los personajes que aparecen. También conocieron a algunos de ellos "por la calle, en los mercados, en los restaurantes" o donde es posible "pulsar el ritmo de la vida cotidiana", como apunta Rodríguez. Los espectadores conocerán el relato en primera persona de Zowdu Misale, entrenador y promotor del circo Fasil, en Etiopía, un circo imaginativo y callejero compuesto por muchachos de escasos recursos. O el de la joven etíope Rahel, de 23 años, que fue obligada a contraer matrimonio con su anciano tío. "Desde pequeña estuvo ahorrando para huir cuando llegara el momento de la boda", explica el responsable de La llamada de África.

Éste es uno de sus testimonios favoritos. Otro es el de una pareja de homosexuales, uno blanco y otro negro, que viven en Suráfrica, el único país que dispone de una legislación que tolera ciertos derechos a los gays. Tampoco falta el humor. Como la crónica del negocio de ataúdes de fantasía, con forma de plátano, semilla de cacao, pez... e incluso teléfono móvil, o avión de la II Guerra Mundial, que se construyen en Teshi, un suburbio de la capital de Ghana.

Imagen de uno de los capítulos de <i>La llamada de África. </i>
Imagen de uno de los capítulos de La llamada de África.

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