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Las ganas de aprender de Aziz y Mustafá

Los responsables del proyecto, que está siendo supervisado y evaluado por la Consellería de Educación, son cautos a la hora de hablar de resultados en los alumnos. Excepto en el caso de Aziz Dahmouni. Aziz llegó de Marruecos con 16 años, y en dos de escolarización no avanzó prácticamente nada, ni en idioma ni en ningún otro tipo de integración. Desde hace un par de meses, acceder por Internet a periódicos árabes o a webs que le interesan "le han convertido en otra persona, un joven más abierto", dicen sus profesores.

Otra de las docentes para las que las nuevas tecnologías han supuesto un nuevo orden en el aula es Margarita González Varela, que tiene a su cargo en el Ponte dos Brozos una docena de alumnos entre 8 y 10 años con dificultades de comprensión y expresión, que ahora se comunican por correo electrónico con compañeros de Alloza y Ariño, dos colegios de Teruel.

Mustafá, por ejemplo, está más estimulado desde que chatea con una compatriota suya. "Hablamos de las fiestas de Marruecos o de cuánto tiempo llevamos aquí", comenta en un gallego aceptable. "A las niñas de allí les pregunto si tienen novio", sonríe Inés. "Quieren saber todo, los niños son tremendamente cotillas, pero el cambio fundamental que noté son unas tremendas ganas de escribir más y mejor, porque ahora tienen un objetivo práctico para ello", analiza Margarita González.

Herramienta motivadora

"La informática es una herramienta muy motivadora, por ejemplo, les da menos pereza corregir los trabajos en el ordenador y mandártelos por correo", cuenta sus primeras experiencias Ana Lage, coordinadora del proyecto en el IES Sabón. "La verdad es que con una presentación en power point los dejas pegados", concuerda Ana Villar, que desempeña el mismo papel en el de Pastoriza.

"Los niños se mueven con un nivel de organización pasmoso. Lo normal es que nadie quiera salir al encerado y aquí hay algunos que se pegan por ver quién presenta un tema, y también quién no quiere salir al recreo", añade Jesús Caramés.

Claro que siempre hay amantes de lo de siempre. "Me siguen gustando más los lápices de colores", confiesa tímidamente Nicole, una alumna chilena de Margarita González. "Pueden convivir perfectamente las nuevas tecnologías y las tradicionales, hay niños que cuando se les agota la magia del ordenador, escriben a mano y después lo escanean para guardarlo", resume el director del proyecto.

También entre los profesores hay actitudes diversas. De hecho, al principio sólo se apuntó la mitad del claustro del Ponte dos Brozos, y los dos institutos de secundaria partícipes fueron los únicos del área que mostraron interés. Pero, finalmente, otros muchos se han acabado animando.

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