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NAUFRAGIO EN GALICIA

"Nunca se hizo tanto para rescatar unos cadáveres", admiten las familias

"El trato no podía ser mejor", repiten los familiares de los cuatro marineros cuyos cuerpos siguen desaparecidos. "Entre nosotros hay gente con mucha experiencia en el mar y dicen que nunca habían visto tantos medios para rescatar unos cadáveres", afirma Anselmo Domínguez, hermano del maquinista del O Bahía y designado portavoz de las familias.

Las autoridades se volcaron de tal modo desde el primer día para acompañar a los familiares que éstos tuvieron que hacerles ver que ya no necesitaban más visitas. Los deudos de los marineros tienen además información de primera mano sobre las operaciones de rescate encargadas a buzos de élite, cuyo desenlace esperan con angustia desde hace nueve días.

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En Galicia se ha extendido la opinión de que en la respuesta de las Administraciones han influido las lecciones del Prestige. O incluso las del alboroto que se organizó en 2000 tras el hundimiento en el sur de Italia del carguero Zafir, con 13 marineros gallegos a bordo, de los que sólo uno se salvó.

Las familias de los fallecidos del Zafir asisten con cierto asombro al despliegue de medios de estos días tras haber oído entonces las amonestaciones del presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, quien en una reunión con ellos les espetó, según varios testimonios: "No vamos a retirar dinero de carreteras y hospitales para buscar muertos". Las familias intentaron, sin éxito, que las Administraciones presionaran a las compañías aseguradoras para hacerse cargo del rescate, demasiado caro y complejo, ya que el barco se hundió a más de 400 metros de profundidad.

En la misma zona del naufragio del O Bahía se han perdido muchos cuerpos de marineros, entre la indiferencia de las autoridades. Los cinco tripulantes del Nuevo Nautilus, un pesquero de Laxe (A Coruña), se hundieron a 100 metros de profundidad. El intento más serio de recuperar los cuerpos fue un sistema de reflotación con redes artesanales que probaron sin éxito los marineros del pueblo.

En 1991, la Administración también se desentendió a los pocos días del naufragio del Os Tonechos, un pesquero de Malpica, en el que murieron nueve marineros. Sólo aparecieron cuatro cadáveres. El ansia de las familias por recuperar los cuerpos llevó a una de ellas a identificar erróneamente unos restos que aparecieron en Asturias. El cadáver enterrado en Malpica tuvo que exhumarse cuando se constató el equívoco.

Que el mar reclama a los valientes es un axioma de la mitología marinera. Y al mar no se le exige tanto que preserve las vidas como que devuelva los cuerpos para que puedan formar parte del mundo de los muertos. O Rubio de Camelle, un submarinista de la Cuesta de la Muerte que lleva años rescatando cadáveres, recuerda también un par de casos en que las viudas se empeñaron en reivindicar como suyos restos que resultaron ser de otros.

"Las mujeres reconocerían como sus muertos hasta palos de madera con forma de hombre", espeta. "Algunas me venían diciendo que el cuerpo estaba en tal sitio porque se lo había dicho la meiga a la que llevaban la ropa del desaparecido". A O Rubio le parecen bien todos los esfuerzos para recuperar los muertos "siempre que no se arriesguen vidas".

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