Las pistas sobre el asesinato de dos guardias apuntan a bandas del Este

Las pesquisas iniciales sobre el asesinato de dos guardias civiles en Castejón (Navarra) se orientan a bandas organizadas de delincuentes procedentes de países del Este europeo. Sin embargo, el delegado del Gobierno en Navarra, Vicente Ripa, precisó ayer que todas las vías de investigación siguen abiertas. La munición hallada en el lugar del ametrallamiento, 20 casquillos de la marca alemana Geco y calibre 45, inclinan a los expertos en la dirección citada.

Las bandas procedentes del Este tienen un amplio historial delictivo en Navarra, donde se han registrado unos 500 robos violentos en empresas desde 1999, según la Policía Foral. Sin descartar la hipótesis de un atentado terrorista, el delegado Ripa aludió a la posibilidad de que los autores pertenezcan a bandas cuyos integrantes proceden de Albania y Kosovo.

Desde el comienzo de la investigación quedó descartado que el ametrallamiento fuera una actuación preparada de antemano. Las pesquisas han confirmado que los dos guardias civiles asesinados, pertenecientes a la Agrupación de Tráfico de Calahorra (La Rioja), advirtieron en el kilómetro 79 de la N-113 una maniobra irregular de un todoterreno Suzuki, de color verde oscuro.Los guardias esperaban un convoy de aerogeneradores, que debían custodiar en su ruta hacia La Rioja.

El coche no atendió las indicaciones policiales. Se inició entonces una persecución que se prolongó durante ocho kilómetros, hasta que el todoterreno fue alcanzado a la altura de Castejón. El ametrallamiento se produjo cuando ambos vehículos circulaban en paralelo y a moderada velocidad, en una variante próxima al pueblo.

Sin tiempo para responder

Las fuerzas policiales no han hallado el todoterreno, en el que viajaban una o dos personas según las diferentes versiones de los testigos. Tras ametrallar mortalmente a los agentes, que no tuvieron tiempo de utilizar sus armas reglamentarias, el Suzuki siguió por la carretera nacional 113 en dirección a Pamplona, hasta alcanzar un cruce cercano situado a apenas medio kilómetro.

Desde ese punto, próximo a los límites de Navarra, La Rioja y Castilla y León, pudieron escapar en dirección a Pamplona, regresar hacia La Rioja por la NA-134 o, incluso, dirigirse hacia la cercana ciudad de Tudela, distante 20 kilómetros, que es, con más de 30.000 habitantes, el mayor núcleo habitado del sur de la comunidad navarra. La operación jaula desplegada durante las horas siguientes al ametrallamiento no dio resultado. "Hacer desaparecer un vehículo escondiéndolo en el interior de un local no es difícil", declaró ayer el delegado del Gobierno.

Los médicos forenses del Instituto Navarro de Medicina Legal practicaron durante la noche del miércoles al jueves un estudio radiológico de los cuerpos de Juan Antonio Palmero y José Antonio Vidal, que se demoró durante más tiempo del previsto. Los cadáveres presentaban impactos de balas disparadas en cuatro ráfagas con un arma automática, probablemente un subfusil. Los disparos fueron oídos por varias personas que trabajaban en huertas situadas junto al kilómetro 87 de la N-113 (Pamplona-Madrid), en la que se produjo el doble crimen.