Centenares de personas despiden a los agentes en un funeral en Calahorra

Calahorra despidió ayer en un multitudinario funeral a los guardias civiles Juan Antonio Palmero Benítez, de 29 años, y José Antonio Vidal Fernández, de 31, asesinados el miércoles en Castejón (Navarra). Ambos pertenecían a la Agrupación de Tráfico de la localidad riojana. Previamente, el ministro del Interior, José Antonio Alonso, les impuso a título póstumo la Cruz de la Guardia Civil con distintivo rojo.

Al funeral, que fue oficiado en la iglesia de los Santos Mártires por el obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, Juan José Omella, y otros 16 sacerdotes, asistieron cientos de vecinos. Además del ministro del Interior se encontraban presentes los presidentes de La Rioja, Pedro Sanz Alonso, y Navarra, Miguel Sanz; el director general de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, y el de Tráfico, Pere Navarro.

Durante la ceremonia religiosa, la viuda de Juan Antonio Palmero, Cañosantos García, de 27 años, tuvo que ser constantemente ayudada por familiares y amigos. La pareja había contraído matrimonio hace dos meses.

El ministro declaró que acudía "a rendir un homenaje a dos servidores leales, a dos buenos agentes que dieron su vida en un crimen" que se está investigando y que se va "a tratar de resolver a toda costa".

Tras la ceremonia, el cadáver de Vidal Fernández fue trasladado al hospital de Cabueñes, en Gijón, donde hoy se celebrará otro funeral en la iglesia parroquial de La Milagrosa antes de la incineración. Vidal era soltero. Su padre, también guardia civil, estuvo destinado en Castejón. El entierro de Palmero, nacido en Cádiz hace 29 años, se celebrará hoy en Cañete La Real (Málaga), tras un funeral en la iglesia de San Sebastián.