Del Museo del Aire
Hemos leído con atención y sorpresa en el periódico de su digna dirección el artículo de R. Fraguas de fecha 24 de mayo valorándolo por su contenido como artículo denuncia, aunque nosotros, a juzgar por lo que dice del Museo del Aire, pensamos que o bien tiene una mala fuente de información o una intención poco noble y ello nos obliga a poner en cuarentena el resto del contenido, que no conocemos de primera mano.
Tenemos la obligación moral desde esta Asociación de Amigos del Museo del Aire de hacer algunas aclaraciones sobre el citado artículo para bien de los lectores de ese periódico. Hace alusión el señor Fraguas al Museo del Aire como uno de los mejores de Europa, junto con su homónimo de Londres, en virtud de la riqueza de sus fondos, pero no parece que sea con ánimo de elogio, sino como premisa de comparación para una supuesta mala situación actual.
Más nos asombra cuando asegura que "la dirección del centro ha prohibido las actividades de la Asociación de Amigos del Museo, que ha batallado contra la decisión de la directiva...", y nos asombra porque nunca desde esta asociación se han puesto en entredicho las decisiones tomadas por la dirección del museo, reconociendo siempre el derecho que a ésta le asiste para hacerlo como mejor le parezca, rindiendo cuentas únicamente a la autoridad competente. Los fines de nuestra asociación pasan por colaborar con el museo, no por criticar su gestión. Por otra parte, no sabemos hacia dónde ha mirado para ver la "desidia" en el museo, cuando en los dos últimos años se han levantado tres nuevos hangares, lo que representa 4.000 nuevos metros cuadrados de cobijo para los voluminosos objetos a exhibir ante el público en el momento que para ello estén preparados. En el último año, y aun contando con la dificultad que representa la localización del acceso al museo, los visitantes han pasado de 40.000 a 48.000, y los colegios visitantes, de 180 a 280, gracias a una labor de captación realizada desde el museo pese a su escasez de personal; así pues, es difícil asociar esta actividad con la desidia. Por otra parte, y a pesar de lo insinuado por el señor Fraguas, los fondos del museo han aumentado.
Si la colaboración de esta asociación con el Museo del Aire está en entredicho, no es por desacuerdo con la forma de dirigir el centro, sino por tener entre sus socios a dos personas que precisamente llevan más de un año repartiendo y repitiendo la misma sarta de irregularidades y falsedades que el señor Fraguas nos relata en su artículo.
