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TMB mantiene líneas de autobús largas para evitar que los vecinos se irriten

Varios informes señalan que la excesiva longitud es ineficaz

TMB, la empresa que gestiona los autobuses urbanos y el metro, dispone de informes que sugieren la conveniencia de acortar las líneas de autobús de mayor recorrido. No lo hará porque se oponen asociaciones de vecinos, que no desean realizar transbordos que suponen pérdida de tiempo. El trayecto largo responde a criterios previos al billete único, cuando el cambio de vehículo comportaba un nuevo pago.

La existencia de líneas de autobús que hacen trayectos de enorme longitud es irracional y supone grandes pérdidas para la propia empresa; pérdidas de tiempo y de material, ya que muchas de estas líneas coinciden en parte de su recorrido con otras sin que haya usuarios suficientes, salvo en las horas punta, para todas ellas. Un ejemplo: la línea 7. Va de punta a punta de Barcelona. Empieza en el Fórum, casi en Sant Adrià, y llega hasta la zona universitaria, en el límite de la ciudad con Esplugues. Los estudios de TMB, hechos antes y después de la integración tarifaria, señalan que muy pocas personas realizan el trayecto completo. Muchos de ellos podrían utilizar el tranvía en los dos extremos del tramo, ya que los recorridos son parcialmente coincidentes. TMB dispone de encuestas que dan idea del porcentaje de pasajeros que recorren determinadas partes del trayecto. No obstante, un portavoz de la empresa aseguró que estos datos no tienen que hacerse públicos ya que son sólo para uso interno.

TMB dispone de al menos dos estudios. Uno de una consultora francesa, previo a la integración tarifaria, y otro hecho por técnicos de TMB con posterioridad a la integración. Los dos concluyen lo mismo: los trayectos de excesiva longitud son ineficaces y deben reformarse aprovechando la implantación de nuevas líneas.

Una de esas oportunidades la proporcionaba el tranvía. La Autoridad del Transporte Metropolitano hizo una propuesta en este sentido que fue rechazada por TMB. La propuesta incluía la sugerencia de hacer coincidir las paradas del tranvía, metro y autobús. Tampoco fue aceptada. Unas coinciden, pero otras no. "¿Por qué tienen que coincidir?", preguntó ayer un portavoz de TMB. La respuesta la da el criterio general que rige la movilidad metropolitana: para facilitar el intercambio.

Los informes, que no servirán para la reforma de las líneas, señalan que la longitud contribuye a la duplicación de recorridos y que cualquier contratiempo repercute en numerosos vehículos. Si se evitan ambos factores, se multiplican los coches disponibles. Un experto en movilidad resumía así la actiud de TMB: "Es más fácil satisfacer las demandas vecinales que hacer pedagogía. Aunque un Gobierno de izquierda debería permitirse ser pedagógico".

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