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Reportaje:

Registro de la superación

Un libro resume la participación de los andaluces a lo largo de la historia de los Juegos

El deporte es la manera más civilizada y humana de competir. Para muchos es una manera de vivir en la que se busca la superación a diario. Un deportista así, el que fuera seleccionador nacional de voleibol de 1981 a 1986, Pepe Díaz, ha competido consigo, con su tiempo y el de sus queridos para rendir tributo a los andaluces que han llegado a participar en los Juegos Olímpicos con un libro que contiene breves reseñas de un centenar largo de personas.

Díaz, que en la actualidad trabaja en el Instituto Municipal de Deportes de Sevilla, no podía ocultar ayer el temblor de sus manos mientras presentaba su libro ante muchos de los reseñados, que le ovacionaron de pie y con numerosos guiños de afecto.

El trabajo de investigación de Díaz ha fijado en 123 los andaluces que han competido en 14 Juegos Olímpicos de la era moderna (98 varones y 24 mujeres) y otros ocho en los Juegos de Invierno.

Los triunfos de los andaluces en la más alta competición deportiva comenzaron muy pronto, con la medalla de plata conseguida por Leopoldo Sáinz de la Maza en la competición de Polo -que tenía carácter de exhibición- en los Juegos de Amberes, en 1920. El propio conde de la Maza logró el bronce cuatro años después en París. Entre la cita de Amberes y la de Sydney en 2000, han sido quince los andaluces que han coronado con medalla -algunos más de una- su participación olímpica. En total, siete oros, nueve platas y tres bronces.

El jinete Luis Astolfi y el remero Fernando Climent han competido en cuatro ediciones y la esquiadora María José Rienda en tres.

El aluvión de datos y anécdotas recopiladas durante más de tres años por Díaz son algo más que una catarata de cifras. A través de las estadísticas y registros también se puede leer la evolución del deporte y, por lo tanto, de la sociedad en Andalucía a lo largo de casi todo el siglo XX.

Así, a las ya citadas participaciones del conde de la Maza en 1920 y 1924, hay que esperar hasta los Juegos de Helsinki, (1952), para encontrar otro andaluz olímpico: Fernando López del Hierro, en Hípica. Para la gran mayoría de los andaluces, el deporte era entonces un lujo, algo inalcanzable para la realidad de la mayoría de los habitantes de la región. Tanto la naturaleza de las disciplinas como el origen de los competidores dibujan el perfil de quiénes se podían dedicar al deporte hasta más allá de la mitad del siglo. En Roma 1960, los deportes a caballo dejaron paso al Remo, que aportó tres de los cuatro andaluces que compitieron. El cuarto fue Gonzalo Fernández de Córdova y Larios, en Vela.

A medida que avanzan los años, el bienestar de los andaluces hace posible la dedicación al deporte entre la población. Así, el primer competidor en Atletismo fue Fernando Aguilar, Tokio (1964). De 1984 a 1988, los competidores pasaron de 9 a 18. En Sydney, fueron 34 los andaluces olímpicos, en 16 disciplinas.

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