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Elecciones Europeas

Holanda vive con sordina la campaña electoral

Isabel Ferrer

Si las campañas electorales no son demasiado vistosas en Holanda, en las elecciones al Parlamento Europeo el color desaparece por completo. Con pocos mítines, los candidatos optan por visitar barrios deprimidos o acudir a debates televisivos y radiofónicos y a numerosas tertulias. Una tradición que cuenta con un duro competidor: las guías electorales a través de Internet. Allí, junto a la información sobre la posición de los diversos partidos, pueden rellenarse formularios sobre el futuro de la Unión Europea y de su Parlamento. Las preguntas oscilan entre el clásico: "El Parlamento Europeo debe elegir al presidente de la Comisión Europea", al más cercano: "Holanda debe ser más abierta que el resto de la UE en su política de asilo". El resultado del cuestionario es cotejado luego con los programas políticos. El resultado le da al elector una idea del que mejor refleja sus intereses.

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Entre las propuestas efectuadas dentro y fuera de Internet por los futuros europarlamentarios, hay varias llamadas de atención sobre el papel de la UE en el extranjero. Kathalijne Buitenweg, de los Verdes (Groen Links), aboga por definirlo de una vez. Max van den Berg, su rival socialdemócrata (PvdA), lamenta la falta de suficientes políticos holandeses de verdadero peso en Europa. Por su parte, Camile Eurlings, cristianodemócrata (CDA), se pregunta cuánta soberanía hay que ceder a escala europea para luchar contra el terrorismo. Las juventudes de su grupo, así como de los liberales (VVD), han tenido un problema urgente. El pasado miércoles suspendieron un debate ante las amenazas de grupos de extrema izquierda contrarios a la presencia del líder derechista Michiel Smit.

Aunque sin intervenir en esta campaña, Bernard Bot, ministro holandés de Asuntos Exteriores y durante años el funcionario de mayor rango de su país en Bruselas, atribuye la indiferencia pública por el proyecto europeo a la pérdida de entusiasmo ciudadano en toda la Unión Europea.

La solución sería aplicar mayores dosis de democracia y menos intervencionismo. Algunos diarios, como el vespertino NRCHandelsblad, han tratado de animar el ambiente efectuando cálculos sobre la presencia de Holanda en el Parlamento Europeo. Hace cinco años, señala, los parlamentarios patrios apenas aparecían en los medios de comunicación extranjeros. Ahora son mencionados una media de cuatro veces anuales.

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