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Reportaje:

Cavanilles resucita en el siglo XXI

El actor Ximo Vidal y el Ayuntamiento de Gandia homenajean al botánico con un espectáculo en plena naturaleza

"Me conoceréis porque en todos los pueblos hay una calles con mi nombre". Con esta presentación Antoni Josep Cavanilles, recreado por el actor gandiense Ximo Vidal, aparece en escena, en una improvisada sala teatral en mitad de la montaña. Un escenario privilegiado, en plena naturaleza, y con vistas al marjal de Xeresa y a la costa de La Safor. Ataviado con vestimenta del siglo XVIII ("no la de campaña, que habría sido la adecuada como botánico y aventurero que era", reconoce el actor) y acompañado de un bastón, Cavanilles reaparece en el siglo XXI y se hace el encontradizo con un grupo de una veintena de personas. El público lo integran directores de centros escolares, profesores, representantes municipales del Ayuntamiento de Gandia y medios de comunicación, que asisten al estreno del espectáculo La resurrecció del Botànic Cavanilles. El montaje, escrito por el propio Vidal, miembro de la compañía Pluja Teatre, es un homenaje al botánico Cavanilles en el 200 aniversario de su muerte. La presentación coincidía ayer con el Día Mundial del Medio Ambiente.

Ximo Vidal presenta a un Cavanilles ya en una edad avanzada, que rememora con nostalgia su vida, desde su infancia, su paso por un seminario jesuita, sus estudios en la Universidad de Gandia, y sobre todo su estancia en Francia, una etapa que marcó su trayectoria y despertó su vocación por la Botánica. El estudioso valenciano pasó 12 años en la capital parisina, como preceptor de los hijos de los duques del Infantado. Allí contacto con personajes de la Ilustración francesa que marcarían la orientación de sus investigaciones posteriores. Huyó del país junto a los duques ante la inminente llegada de la Revolución.

La historia mezcla ficción y realidad. Los datos sobre la infancia de Cavanilles son escasos, así que Vidal recrea "la que pudo ser" la niñez del erudito. El resto de referencias son, en su mayoría, reales, aunque el actor introduce algún guiño romántico a la historia con sus propias experiencias. "Estuve años buscando un remedio contra la rabia. Pero me morí sin conseguirlo. En Castalla me dijeron que lo tenían, pero lo único que encontré fue un buenísimo gazpacho manchego. Si lo probáis os recomiendo que, para bajar el empacho, lo mejor es una infusión de timoneda", comenta el ficticio Cavanilles.

El personaje mantiene un diálogo con los espectadores, y realiza una reflexión en voz alta de su vida y su amor por la naturaleza. "Me hubiera gustado nacer más tarde y conocer a Darwin. También la pluma estilográfica, la fotografía o las computadoras. ¿Las horas de trabajo que habría ahorrado", bromea. Finaliza con una advertencia sobre el deterioro actual del medio ambiente, "la parte depredadora del progreso", como la línea de la autopista AP7 que se divisa desde el paraje. Y un mensaje: la necesidad de que las nuevas generaciones "mantengan un equilibrio entre la Naturaleza y el progreso".

El tono didáctico de la obra tiene su explicación. El espectáculo será representado a partir del mes de septiembre para escolares, de entre 11 y 12 años, en el mismo entorno, en el paraje de la Caldereta, declarado recientemente parque municipal natural y donde se encuentra el yacimiento prehistórico del Parpalló. La idea partió del propio Vidal y fue acogida por el departamento de Cultura del Ayuntamiento de Gandia, que dirige Joan Francesc Peris. "Es un esfuerzo para rescatar la figura de Cavanilles, y una forma de ligar cultura, medioambiente y educación", señala el concejal.

El Cavanilles de Vidal encandiló ayer al grupo de espectadores que acudían al estreno. Una grata recompensa después de media hora de subida por la montaña de la que no todos los asistentes estaban advertidos. Los organizadores estudian cambiar el lugar de la representación a una zona menos escarpada y de más fácil acceso para los estudiantes. Cavanilles fue ayer algo más que "el nombre de una calle".

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