Los milagros de Pinochet
El primer milagro que se obró en la persona de Pinochet pudimos verlo todos en directo, cuando a su regreso a Chile, tras una larga e involuntaria estancia en Londres, y a pie del avión, se levantó de la silla de ruedas con una vitalidad que nos sorprendió para dirigirse a saludar a los militares acólitos que acudieron a homenajearle.
Después de aquello, casi nos habíamos olvidado de él cuando nos llegan noticias de un segundo y no menos prodigioso milagro. Y es que después de padecer una demencia progresiva e incurable, de repente, en una entrevista, ha dado muestras de una salud mental envidiable. No está mal si el milagro ha servido para que un tribunal le haya despojado de la inmunidad. Es una buena noticia aunque los escépticos no terminamos de creer lo que vemos, así que quedamos a la espera, para recuperar nuestra fe, de que se lleve a cabo el tercer y definitivo milagro, que por fin sea juzgado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.