Canciones que vencieron al tiempo
El músico Pive Amador recorre en un libro 40 composiciones que pasaron a la Historia
Poca gente no ha vibrado al escuchar La Marsellesa ni sentido un trallazo de melancolía cuando entran por los poros los acordes de As time goes by. ¿Y qué decir de Suspiros de España o Beguin the beguin? ¿Quién no ha experimentado el amor por todo lo bello de la vida y el miedo a la muerte que refleja Lili Marlen? Ha habido canciones que han hecho historia en los siglos XIX y XX porque se han adueñado del alma de la gente. Sobre ellas ha escrito José Amador Gemio, conocido como Pive Amador, que acaba de publicar Canciones en la Historia en la editorial sevillana Signatura.
El libro recoge 40 canciones que dieron armonía al mundo occidental desde la Revolución Francesa hasta los años setenta del siglo XX. Se trata de canciones que cualquier español "de mediana edad y cultura" suele conocer. Pive Amador (Sevilla, 1949) rastrea los vínculos entre estas composiciones y los momentos políticos y sociales que tuvieron como fondo histórico. Algunas de ellas nacieron de la mano de personajes tan célebres como Cole Porter o Agustín Lara; otras, en cambio, fueron obra de ilustres desconocidos cuyo nombre se desvaneció por la implacable ley del tiempo. Pive Amador muestra su nacimiento y la intención con la que fueron compuestas, así como las circunstancias históricas que influyeron en ellas.
Pive Amador ha tenido una importante trayectoria en la música andaluza en los últimos 25 años. Ha sido compositor, músico, manager, productor discográfico... Fue manager a mitad de los años setenta de grupos andaluces de rock como Goma, Imán, Veneno o Silvio y Luzbel. Con estos últimos debutó en 1980 como compositor y productor discográfico con el álbum Al Este del Edén. En 1982 se convirtió en su batería.
A partir de entonces se dedicó a la producción musical. Trabajó como productor, director y presentador de distintos programas de Televisión Española, Antena 3 y Canal Sur. También ha organizado conciertos de artistas como Camarón, Kiko Veneno, Pata Negra y Martirio. Ahora sigue componiendo música y trabaja en la radio.
"El origen de este libro está en una pequeña sección en Canal Sur Radio, de las muchas que me invento para poner la música que me da la gana. Contaba la pequeña historia de cada canción. Observé que había canciones que hablaban de la Historia o tenían una relación con la Historia muy grande. Cogí las canciones representativas y las ordené. Construí, así, una Historia de los siglos XIX y XX a través de las canciones", relata Pive Amador.
Su objetivo ha sido conseguir un libro divulgativo. "He querido dar muchos datos, pero sin abrumar al lector. En el libro no hay nada de relleno", señala. El límite temporal -los años setenta- puesto a las composiciones se basa, a su juicio, en que "hacen falta 30 o 40 años para saber si una canción se ha convertido en algo importante".
Y es que tras cada canción hay un contexto decisivo. "Por ejemplo, Volare, de Doménico Modugno, representa el levantamiento del vuelo de Italia, el gran despegue económico de Italia a finales de los años cincuenta", dice. Modugno la cantó en el Festival de San Remo el 31 de enero de 1958. Al día siguiente miles de italianos cantaban Volare.
Pive Amador se adentra por el mapa sentimental e histórico de algunas canciones. Cuando el capitán Claude-Joseph Rouget de l'Isle comenzó a escribir La Marsellesa en 1792 no se podía imaginar que aquella canción sería un símbolo para la eternidad. "Ahí tenemos la famosa escena de la película Casablanca con la gente cantando La Marsellesa. Es el himno de la libertad. Y en realidad, la letra es un canto violento de guerra. Además, el que la compuso era un contrarrevolucionario, y aquella canción le libró de la guillotina", agrega.
Tampoco se puede olvidar Noche de paz. "Según cuenta la historia, los ratones fueron los culpables del nacimiento de aquella canción. En una misa de Nochebuena de 1818 se encontraron con el órgano estropeado por los ratones. El capellán había compuesto una poesía para el Niño Jesús. Acudió a un profesor y le pidió que pusiera música a la poesía. Así nació Noche de paz: de un cura enfermizo y de un profesor", concluye Pive Amador.
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