55.000 muertos
Cualquier ciudadano situaría la salud en un lugar muy destacado si se le pregunta por la lista de sus prioridades en la vida, pero una de cada tres personas mayores de 15 años convive cada día con su peor enemigo: el hábito de fumar, que acaba con la vida de 55.000 españoles cada año y es la principal causa evitable de invalidez, cáncer, enfermedades pulmonares y graves dolencias cardiovasculares. El tabaquismo de la población es un problema sanitario de primera magnitud en cualquier país, y España no sólo ocupa una posición mediocre en comparación con las legislaciones del entorno, sino que hace gala de una notable capacidad para incumplir las leyes ya existentes. El hábito de fumar se reduce con demasiada lentitud (sólo cuatro puntos en 15 años: del 38,4% al 34,4%) y, lo que es más preocupante, la edad media a la que los españoles empiezan a fumar ha disminuido ya hasta los 13 años. Un mal panorama para el Día Mundial sin Tabaco de este año.
La ministra de Sanidad acaba de anunciar una revisión del Plan Nacional de Prevención del Tabaquismo formulado por el anterior Gobierno, por entender que no contaba con una "financiación adecuada". No parece, sin embargo, que esa reforma vaya a consistir en aportar al plan el dinero que necesita, toda vez que Salgado ha descartado "a corto plazo" medidas como subir los impuestos al tabaco o incluir los tratamientos para dejar de fumar entre las prestaciones de la sanidad pública. Tampoco habrá ninguna prisa por excluir el humo de los lugares de trabajo, porque "la preparación de espacios para los fumadores supone un gasto que no estaba previsto", según explicó la ministra.
Mientras llegan los presupuestos, cabría esperar al menos de las Administraciones que se ocuparan un poco más de hacer cumplir las normativas ya existentes. La Organización de Consumidores y Usuarios denunció ayer mismo que la prohibición de fumar se incumple en el 75% de los "espacios sin humo" previstos por la ley en hospitales, institutos de enseñanza media, centros administrativos, casas de cultura y de juventud, centros comerciales, estaciones de transporte y universidades. No es un buen dato. España debería tomarse el tabaco tan en serio como se toma las enfermedades que provoca.
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