La mayoría de los italianos rechaza la visita de Bush a su país
Roma contiene el aliento ante la visita de George W. Bush. El presidente de Estados Unidos será recibido el viernes con grandes manifestaciones de protesta y con un notable rechazo de la sociedad italiana (el 54% de los ciudadanos consideran "inoportuno" el viaje, según un sondeo de la revista Famiglia Cristiana), pero lo que se teme por encima de todo es la violencia. Los grupos antiglobalización prometen sabotajes, incursiones dentro del perímetro policial y "acciones de gran visibilidad". Más de 10.000 policías velarán por la seguridad urbana e intentarán conjurar el riesgo de atentados.
Incluso Francesco Cossiga, ex presidente de la República, aconseja a Bush que suspenda la visita. En un artículo que Il Giornale, diario de la familia Berlusconi, ha preferido no publicar, Cossiga recomienda a Bush que no ponga los pies en Roma y se descargue así de "la responsabilidad por los graves incidentes que la visita, con toda seguridad, provocará". "Comprendo", escribe Cossiga, "lo grave y embarazosa que sería para usted esa decisión, y las críticas que acarrearía para nuestro Gobierno, pero son mejores el embarazo y las críticas que la responsabilidad de los incidentes, aunque ésta se atribuya injustamente". El ministro de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, declaró ayer: "Estamos preocupados, pero no asustados".
En el mejor de los casos, Roma quedará colapsada el viernes. La ruta de Bush entre la Embajada estadounidense, cercana a Vía Veneto, donde residirá, la sede del Gobierno italiano en Palazzo Chigi y el Vaticano permanecerá cerrada al tráfico, lo que provocará aglomeraciones en el resto de la ciudad. Largo Argentina, justo en ese eje, congregará desde hoy y hasta el viernes por la noche una larga vigilia de protesta. En la cercana Piazza Navona, en cambio, se celebrará una manifestación pro-Bush. Los grupos antiglobalización intentarán asaltar el territorio prohibido de Piazza Venezia. Los hospitales permanecerán en situación de máxima alerta, habrá patrullas de policía en el interior del alcantarillado, francotiradores en las azoteas y helicópteros militares sobrevolarán constantemente la ciudad.
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