El cole, en abril

El cole empieza en abril, reza amigablemente el eslogan de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía anunciando el proceso de escolarización de miles de niños andaluces. El cole empieza con un quebradero de cabeza para quienes nos tenemos que someter a dicho proceso de escolarización y tributamos a la Hacienda pública clara y transparentemente.

Resulta bochornoso contemplar cómo obtienen puntuación para acceso a centros escolares aquellos que descaradamente y sin ningún tipo de rubor mienten a la Hacienda pública. Y decimos que mienten a la Hacienda pública y no a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía porque ésta manifiesta que los datos aportados en las solicitudes son contrastados fehacientemente con los que dispone la Agencia Estatal de Administración Tributaria.

Nosotros nos preguntamos cómo se pueden adquirir viviendas, vehículos de marca, terrenos..., por nombrar cosas tangibles y perfectamente demostrables, y que los ingresos familiares no superen el Salario Mínimo Interprofesional (SMI)

Señores inspectores de la Hacienda pública, tienen en las listas de admisión a los centros escolares una fuente inagotable donde beber, donde saciar su sed de justicia social impositiva. Hay casi un tercio de los aspirantes que declara ingresar menos del SMI de los que hay, casos cercanos a nosotros que ingresan por encima de los 2.000 y 3.000 euros mensuales.

Señora consejera de Educación, ¿ese es el espíritu de la norma de baremación por ingresos de la unidad familiar? ¿Beneficiar a los profesionales independientes en detrimento de los asalariados, de los trabajadores por cuenta ajena sujetos a una nómina? Ya sé que nos va a decir que no, decirnos que sí sería inconstitucional. Ése, señora consejera, nos consta que no es el espíritu de la norma, sino el de beneficiar a los más desfavorecidos en la medida de lo posible, queremos creer. Pero lo cierto es que lo que se consigue es que se aprovechen estos trabajadores por cuenta propia sin escrúpulos. Una sugerencia desde nuestra desagradable experiencia: cambien la norma o establezcan un proceso de control más riguroso que haga que se beneficien los más desfavorecidos y no los más desaprensivos. Seguro que generalizando erramos, es inevitable; habrá profesionales independientes que, cuando menos, no usurpen una plaza escolar, una subvención o una beca a quien realmente la necesita. A todos ellos, nuestras disculpas, pero en ningún caso deben verse reflejados en este escrito.

El cole empieza en abril... y demostrándonos que la injusticia y el fomento de la picaresca será lo que más tendrán que aprender nuestros hijos para triunfar en la vida.