El último estirón de Sevilla
El nuevo plan de la ciudad agota el suelo urbano con empresas, parques y 53.000 viviendas que algunos analistas creen excesivas
Sevilla agotará su suelo urbano en los próximos 15 años. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que se aprobará inicialmente el próximo 14 de junio, tiene ya diseñado el estirón definitivo de la ciudad, que va a crecer a lo ancho, a lo alto y hasta en subterráneo para hacer sitio a 4,5 millones de metros cuadrados de actividades económicas, 10 millones de metros cuadrados verdes, 55.000 plazas de aparcamiento, una red de metro y más de 53.000 nuevas viviendas. Lo único que parece que va a estancarse en la capital durante los próximos años es el número de habitantes que, según todos los estudios de previsión demográfica, seguirá rondando los 700.000.
Con las cifras y el nuevo mapa de la ciudad en las manos, cada sevillano dispondrá de más metros para vivir, más espacio libre para pasear, muchos más sitios donde divertirse y consumir, y más facilidades para desplazarse por la ciudad. Algunos de los cambios más importantes que contempla el plan urbanístico están relacionados con la movilidad. Con el telón de fondo de la red del metro, que debe estar en funcionamiento en junio de 2006, se abrirán nuevas vías tanto en el interior de la capital como en su área metropolitana y se reordenará el tráfico en muchas de las existentes.
Cada sevillano tendrá más metros para vivir, espacio para pasear y facilidades para moverse
Un experto opina que el gobierno encuentra en los pisos "la máquina de hacer dinero"
El plan prevé la construcción del segundo anillo de circunvalación, la SE-40, que filtrará el tráfico desde fuera de la capital para descongestionar la actual ronda externa, la SE-30, que poco a poco se va convirtiendo en una avenida más de la ciudad. Con la certeza de que muchos de los problemas de tráfico de Sevilla son consecuencia del espectacular crecimiento del área metropolitana, las actuaciones más importantes del PGOU en esta materia se sitúan al norte y al sur de la ciudad, donde se construirán vías alternativas y hasta un túnel subterráneo bajo el río, desde Tablada hasta la variante de Bellavista.
El nuevo diseño de la capital ha sido el centro de jornadas técnicas, ha recibido propuestas de comunidades de vecinos y ha ocasionado algunas de las discusiones más acaloradas de los últimos años entre los diferentes grupos políticos del Ayuntamiento sevillano.
Aunque algunos se quejan de un cambio de rumbo en los últimos meses. Fernando Sancho Royo, profesor titular de Ecología de la Universidad de Sevilla, partició en las mesas de debate que ayudaron a redactar el documento de Avance del PGOU, que se aprobó en diciembre de 2002. "Cuando pidieron la participación pensé que nos estaban vendiendo la burra. Pero cumplieron", reconoce Sancho, quien, sin embargo, lamenta cambios inesperados entre aquel documento y el que se llevará a probación el día 14. "Me siento un poco engañado", dice. "da la impresión de que ha habido una negociación en mesa de camilla al margen de la ciudadanía".
El cambio más criticado ha sido el aumento del parque de viviendas. El Avance contemplaba 50.000 y el nuevo documento propone 53.553. "El Ayuntamiento está mal de dinero y necesita financiación y, evidentemente, la máquina de hacer dinero son los pisos", afirma Sancho. Jorge Benavides, profesor de la EScuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla y autor de varios libros sobre distintos aspectos urbanísticos de la capital, también considera que se le han concedido "excesivas ventajas" a los agentes inmobiliarios. "La ciudad, con un aumento pequeño de la población, será más grande, pero no mejor", considera Benavides, quien, no obstante, aplaude la defensa que hace el plan de la "ciudad compacta". "Es el modelo que más se acerca al de ciudad sostenible", afirma.
El plan inventa la figura de los barrios-ciudad y divide la capital en 27 núcleos cada uno de los cuales debe estar dotado de las infrestructuras y los equipamientos públicos básicos, como centros educativos, de salud, culturales o deportivos. El núcleo urbano de la capital pisará suelos a los que hasta ahora no había llegado, aunque los proyectos que van a incidir más en la fisonomía de la capital se sitúan en zonas plenamente integradas en la ciudad, como el entorno de la estación de Santa Justa, la plaza de la Encarnación o la avenida de Andalucía. La inversión requerida para llevar a cabo todas las obras que propone el PGOU ronda los 2.416 millones de euros de los que, según aseguró esta semana el delegado municpal de Urbanismo, el socialista Emilio Carrillo, el 39% llegarán de inversores privados y el resto de las administraciones públicas.
Tablada y proyectos para todos
Uno de los grandes saltos que contempla el nuevo PGOU y el que ha recibido un apoyo más unánime es el incremento de las zonas verdes y los espacios libres. La superficie prevista para parques y plazas pasará de los 5,4 millones de metros cuadrados actuales a 15,3.
Buena parte de culpa la tiene la dehesa deTablada, casi 360 hectáreas que hoy conforman la mayor bolsa de suelo virgen y que están llamadas a ser la gran mancha verde de la Sevilla del futuro una vez que culmine el proceso de expropiación abierto por el Ayuntamiento para recuperar la dehesa, hoy en manos de varios grupos inmobiliarios que pretenían construir en ella una ciudad de 30.000 habitantes.
Más allá de Tablada, el PGOU contempla decenas de proyectos repartidos por todos los distritos de Sevilla, que verán pasar el metro, crecer pisos, avenidas, empresas y, en el extrarradio, muchas industrias punteras.
La oposición municipal y algunos técnicos lamentan, no obstante, la ausencia de un proyecto "emblemático" que "ilusione" a los ciudadanos. Sin embargo, en opinión del delegado municipal de Urbanismo, Emilio Carrillo, el plan posibilitará la ejecución de "proyectos estratégicos" como la ampliación del puerto, las nuevas instalaciones de EADS-CASA en el entorno del aeropuerto o la integración en la ciudad de la Isla de la Cartuja, que contará con más suelo para parque tecnológico, pero también con un núcleo residencial de 900 viviendas. La Sevilla del futuro no tendrá una obra faraónica, pero cada barrio tendrá algo nuevo que cambiará su cara.
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