Niños sin colegios en Aguadulce

Érase una vez un reino lleno de torres y palmeras que todos admiraban por su grandiosidad. Un lugar preparado para que los mayores pudieran entretenerse y consumir al máximo, pero donde no se dejó sitio para que los niños pudieran aprender. Alguien olvidó pensar en ello al diseñar la ciudad. Tal vez querían que el mundo siguiera enfocado hacia la producción y el consumo. O quizá tuvieran mala memoria.

Verás Daniel, ese reino del cuento es el Aguadulce en el que vives. Ahora que pronto cumplirás tres años, entrarás en el colegio público para empezar tu educación escolar. Menos mal, por fin podremos dejar de pagar los 215 euros que cuesta la guardería privada (todas las públicas estaban saturadas). Hace unos días, tus papás solicitaron plaza en el Arco Iris, colegio que te corresponde por cercanía a casa. Pero hemos descubierto que sólo entrará la mitad de los candidatos. Al resto os han dejado en la calle. ¿Sabes por qué? Porque a los responsables de Educación de la Junta de Andalucía se les olvidaron muchas cosas.

Se les olvidó que aquí en Aguadulce cada día hay más familias y más niños como tú que necesitan ir al colegio. Se pasaron por el arco del triunfo de la memoria que desde hace años había que haber previsto construir nuevos centros. (También el alcalde de Roquetas olvidó ceder espacios para que tú estudiaras muy ocupado en construir plazas de toros y campos de golf; pero esa es otra historia.)

Ahora se rumorea que como no hay sitio en ese colegio ni en los de alrededor, te van a llevar a Torrequebrada, una zona hacia Roquetas por donde pasa la incontinencia constructora. Verás, allí tendrás que abrigarte más en invierno porque serán unos barracones prefabricados. Mamá no podrá ir a buscarte dando un paseo con tu hermano pequeño porque está lejos de casa. Quizás deberás ponerte mascarilla porque está en un descampado rodeado de obras y polvo y de invernaderos que vierten sus desechos allí mismo. ¿Qué se te están quitando las ganas de ir al cole? Bueno así os vais haciendo una idea de lo poco florido que es el paisaje mental de los responsables públicos de vuestra educación. De los que deberían haberse movilizado para encontraros una alternativa mejor hace mucho tiempo.

A toda esa gente a la que papá y mamá pagan sus impuestos para que trabajen por una sociedad con futuro y mejor formada, se le olvidó mirar el padrón de este pueblo con demografía. No se acordaron de que existes.

¿A que parecía que el lobo y la bruja eran los únicos malos del cuento? No, cariño, este pueblo en el que vivimos no sólo carece de árboles y parques decentes donde puedas disfrutar. Tampoco ofrece espacios donde estudiar. Sólo me queda rogar en tu nombre que se respete vuestro derecho a recibir una educación gratuita pero digna. Con más colegios, con más líneas por clase. Para que no acabes con tan mala cabeza como ellos. Para que las niñas y niños como tú podáis empezar a trabajar por una sociedad mejor para todos, pero de verdad.