Gas Natural planteará al Gobierno la creación de un gran conglomerado energético español
Una triple alianza industrial de la gasista con Endesa y Aguas de Barcelona es la primera opción
Los planes de Gas Natural de configurar un gran grupo energético con peso en Europa continúan intactos tras el fracasado intento de fusión con Iberdrola. Y no son planes guardados en el cajón. El estudio de "todos los escenarios posibles" se ha revitalizado en las últimas semanas, según fuentes del sector financiero y energético. Pero la gasista, controlada por La Caixa (34,5%) y Repsol (30,8%), no quiere tropezar dos veces con la misma piedra. El grupo tiene previsto plantear de forma inminente al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero -en el envite con Iberdrola y bajo mandato de José María Aznar, el Ejecutivo no fue consultado previamente- una gran operación que "pasará por un acuerdo amistoso o no habrá intento".
Gas Natural negó ayer rotundamente que la compañía se haya decantado por alguno de los escenarios sobre los que trabaja, pero distintas fuentes del sector financiero y energético aseguran que su "primera opción" es una triple alianza entre Gas Natural, Endesa y Aguas de Barcelona (Agbar), controlada por La Caixa y el grupo Suez y cuyo presidente es Ricard Fornesa, que también lo es de La Caixa.
Endesa y La Caixa se reunieron hace dos semanas para "tantear" una posible operación conjunta, según personas que saben del encuentro. Fuentes del sector confirmaron que las empresas involucradas "exploran" la creación de un gran grupo: un tándem entre la gasista y la eléctrica sería "una buena operación empresarial por las sinergias entre ambas", aunque la eléctrica siempre ha defendido que cualquier diseño debe aportar ventajas a todos. En el entorno de La Caixa se rechaza que se esté trabajando ya conjuntamente sobre un proyecto, del que fuentes próximas al Gobierno aseguran tener "conocimiento oficioso".
"No estamos ante un proyecto maduro. La fórmula del acercamiento no está del todo definida", explican quienes están implicados en el planteamiento de lo que sería un movimiento de gran calado en el mapa energético español. Un intento de fusión pactado a tres bandas no se descarta, pero se barajan otras posibilidades, como la creación de un holding.
El aval del Gobierno
El adiós a las ofertas hostiles no es la única condición planteada por la compañía gasista que preside Antoni Brufau, a su vez director general de La Caixa. Todas las fuentes consultadas subrayan que, sin el aval del Gobierno, y concretamente del vicepresidente económico Pedro Solbes y del ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Montilla, la gasista no querrá perder plumas en el intento.
Una hipotética fusión crearía todo un peso pesado energético con una oferta multiservicio basada en la electricidad, el gas y el agua, con unos ingresos agregados de más de 24.000 millones de euros, unos beneficios sumados de 2.000 millones y una capitalización bursátil superior a los 26.400 millones de euros. La firma que preside Manuel Pizarro, que ha pasado un año de fuerte saneamiento y tiene presencia en el sector de telecomunicaciones, vale casi el doble que Gas Natural (15.600 millones frente a 8.900), pero la sociedad resultante de la operación situaría a La Caixa como primer accionista, con un 15%, seguida de Repsol. Gigantes aún mayores, Enel y E.ON, valen 40.300 millones y 38.400 millones, respectivamente).Endesa, la primera compañía eléctrica española, controla un 40% del mercado eléctrico, frente al 5% de Gas Natural. Por crecimiento orgánico, ésta última aspira a controlar un 10% en 2008, mientras su cuota en el mercado gasista ronda el 70%. Si con Iberdrola, que controla menos cuota eléctrica que Endesa (30%), Gas Natural se estrelló contra la Comisión Nacional de la Energía (CNE), fuentes próximas al regulador señalan que, "por coherencia", la CNE, que no ha cambiado su composición desde su veto a aquella fallida fusión, "debería mantener sus posiciones si se plantea una operación en términos similares". De ahí que los diseñadores del proyecto, tras las experiencias fallidas, afilan el lápiz para que no pueda considerarse que la operación se plantea "en los mismos términos" y mantengan escenarios abiertos que puedan pasar por crear un holding o por cruzar paquetes de acciones.
Fuentes del mercado afirman que la operación pasa por plantearla de modo que la liberalización de los mercados del gas y la electricidad "dé un salto hacia adelante", lo que implica que otros operadores del sector deben poder beneficiarse de la proyectada alianza. En este punto, el Gobierno tendrá su papel, ya que se escucharán sus propuestas, tanto sobre la obligada cesión de clientes de gas y electricidad en cada comunidad como de la desinversión en activos. Las fuentes consultadas del sector estiman, sin embargo, que las complementariedades no obligarían necesariamente a vender activos.
Las esperanzas de conseguir la complicidad del Gobierno no son ajenas al vuelco electoral en España producido el pasado 14 de marzo. A priori, el Gobierno del PSOE se ha mostrado contrario a interferir en fusiones en el mercado energético, pero concuerda con la pretensión de facilitar grandes grupos empresariales competitivos.
El aterrizaje en los ministerios y la perspectiva de los comicios europeos han retrasado que el proyecto se ponga sobre la mesa de Pedro Solbes y José Montilla. Se espera el contacto formal para este mes de junio. "Lo cierto es que el panorama ha cambiado mucho desde el intento de Gas Natural con Iberdrola", constatan fuentes jurídicas ligadas a la operación.
Pero, por mucho que haya cambiado el panorama, en el sector se coincide en que cualquier operación de alianza debería concitar el acuerdo de todos los actores implicados. Si no ha habido ningún acercamiento a Iberdrola, la empresa cuyos activos más alaba La Caixa y con la que mantiene una relación fría tras el fracaso de la OPA -"aunque hoy no se descarta nada", señalan fuentes financieras-, sí ha habido "contactos" con Fenosa, empresa más "digerible" pero que expertos del sector descartan.
El dilema de Suez
Y no sólo hace falta el visto bueno de las cúpulas empresariales que participen en la alianza, sino también el de los accionistas de dichas empresas. Fuentes financieras auguran "grandes complicaciones" en el diseño de la operación en este aspecto. Particularmente se señala el caso de Suez, el grupo francés socio de La Caixa tanto en Gas Natural como en Agbar.
Suez controla un 47,1% de Agbar junto con La Caixa a través de Hisusa, más un 1,5% de forma directa. En la gasista, Suez controla un 5% de forma directa y, otro 5% vía Hisusa. Según cómo se diseñe la operación, el grupo francés, un socio importante, puede ver menguado su papel. Otra incógnita es la posición de Repsol (socio de La Caixa en Gas Natural) si el plan supera los obstáculos políticos.
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