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Reportaje:UN SECTOR EN EBULLICIÓN

El sexto intento en cinco años

Vuelven los tambores de integración en el sector de la energía, tras varios proyectos fracasados desde finales de los noventa

Tras la calma, la tempestad. Apenas un mes después de constituido el nuevo Gobierno socialista, la paz instalada en el sector energético desde el fracaso de la fusión Gas Natural-Iberdrola el pasado año, y sólo alterada por la pugna entre Endesa e Iberdrola a cuenta del cumplimiento del Protocolo de Kioto, ha saltado por los aires. Los planes de integración para Gas Natural-Agbar-Endesa suponen el quinto gran intento para modificar el mapa energético desde finales de los años noventa. Se pone a prueba la doctrina Rato: no a las fusiones que reduzcan el número de empresas en el sector.

Unión Fenosa lo intentó con Hidrocantábrico (hoy controlada por la portuguesa EDP), y el Gobierno dijo "no"; la petrolera Repsol, con el apoyo entonces del BBVA, lo intentó con Iberdrola; Endesa e Iberdrola lo intentaron juntas y provocaron una contraoferta por Iberdrola de Repsol-Gas Natural; Gas Natural, con el impulso de su primer accionista, La Caixa, lo intentó el año pasado (y fracasó) con Iberdrola con una OPA hostil... Ninguna de las grandes operaciones de fusión en el sector energético planteadas en los últimos años logró salir adelante. Una compleja red de intereses financieros y políticos envolvieron cada uno de los intentos hasta asfixiar todas y cada una de las operaciones planteadas.

El nuevo plan se da con un Gobierno socialista y en pleno debate del Protocolo de Kioto
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Fracaso tras fracaso, la isla energética que todavía es España ha mantenido, pese a la liberalización formal de los mercados del gas y de la electricidad -denunciada como un fiasco para el consumidor por las organizaciones de usuarios-, un equilibrio inestable en el "poder de mercado" de eléctricas, las petroleras y las empresas gasistas.

La operación ahora en estudio pone a prueba la doctrina que el entonces ministro de Economía y hoy director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, expuso en su día en el Senado: no a las fusiones que supongan la desaparición de actores en el sector de la energía.

La nueva fusión planteada es un suma y sigue en la estrategia de integración entre eléctricos y gasistas en un momento en que las fronteras entre unos y otros se desdibujan, ya que el futuro de la producción eléctrica pasa por el gas natural quemado en las centrales de ciclo combinado. Ahora mismo, el 15,7% de la electricidad que se genera en España procede de las centrales a gas.

Por ese futuro apostó en su día el Plan de Infraestructuras Energéticas del Gobierno del PP y por ese futuro apuesta el nuevo Gobierno del PSOE, más preocupado además que el anterior por cumplir con el Protocolo de Kioto, que obliga a España a controlar la emisión de gases de efecto invernadero de forma que en 2012 las cantidades lanzadas a la atmósfera no superen en más de un 15% las emitidas en 1990.

El gas natural, que contamina menos que el fuel o el carbón, es clave para cumplir con Kioto. Así lo ha reconocido el nuevo ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Montilla, y con esa clave operan todas las empresas del sector energético, que, de paso, han roto las barreras entre actividades y lo mismo operan en el sector del gas (cuyo consumo global creció un 13,3% en 2003 frente al 4% de media en la UE) que en el de la electricidad.

De concretarse, la alianza Gas Natural-Endesa-Agbar equilibraría un tanto la batalla ecológica que, de forma notoria, han librado en los últimos meses Endesa e Iberdrola, la primera y la segunda empresas eléctricas del país.

Iberdrola, fuerte en la producción de energía hidroeléctrica, no contaminante, ha hecho del cumplimiento estricto del Protocolo de Kioto un punto central de su estrategia empresarial. Sabe que cumplir con Kioto exigiría a su rival más directo, Endesa -muy dependiente de las centrales eléctricas tradicionales- unos esfuerzos casi imposibles que cuestionarían su liderazgo.

Pero el golpe de mano Gas Natural-Endesa-Agbar equilibraría un tanto la pugna. Una empresa que controla el 63% del gas que se comercializa en el país, Gas Natural, con una buena imagen ecológica, aportaría sus ventajas a la empresa del sector energético más afectada por Kioto, Endesa. Y ello cuando el nuevo Gobierno diseña un Plan de Asignación de Emisiones que tiene que estar sobre la mesa de los especialistas de Bruselas antes de julio tras el incumplimiento de los plazos para presentar el plan del anterior Gobierno del PP.

Iberdrola, que cuestiona el actual statu quo de las eléctricas y su marco retributivo (costes de transición a la competencia incluidos), tendría que replantear su estrategia. Y con ella, el resto de los actores del sector energético, desde las petroleras como Repsol YPF (inmersa también en el negocio gasista y que controla un 31% de Gas Natural) al resto de las eléctricas, Unión Fenosa e Hidrocantábrico.

La unión de Endesa-Gas Natural-Agbar, agua, gas y electricidad, creará un grupo empresarial potente tanto en España como a nivel internacional. La eléctrica ganó el pasado año 1.312 millones de euros (un 3,3% más que en 2002), facturó 16.239 millones y redujo su deuda un 24,7%, hasta situarla en 17.250 millones de euros. Endesa es la empresa con mayor potencia instalada en España (22.643 megavatios) y tiene una cuota de generación del 42,6%.

El 29% de sus centrales son de carbón; el 25%, hidroeléctricas; el 17%, nucleares, y el 24%, de fuel. Sólo el 5% son centrales de ciclo combinado. Da servicio a 10,5 millones de usuarios y es la mayor empresa eléctrica privada de Iberoamérica y líder de los sectores eléctricos de Chile (60,62% del Grupo Enersis), Perú, Colombia y Argentina. En Europa tiene presencia en Italia, Portugal y Francia.

El Plan Estratégico de la compañía, según los datos adelantados por la empresa en abril, preveía una inversión de 13.100 millones de euros entre 2004 y 2008, con la puesta en servicio de 5.847 megavatios de nueva potencia, de los cuales 2.800 corresponderían a centrales de ciclo combinado y 2.089 a energías renovables. Sus planes para el gas natural pasaban por alcanzar una cuota del 20% en el mercado total del gas en España.

Por su parte, Gas Natural, con una cifra de negocio de 5.628 millones de euros, un beneficio neto de 568 millones en 2003 y más de ocho millones de clientes, aporta a la operación el control del 80% del mercado de gas a tarifa (el doméstico) y presencia en Argentina, Colombia, Brasil, México, Italia y Puerto Rico. Entre 2004 y 2008, la empresa preveía invertir 8.800 millones de euros. La tercera pata de la operación, Aguas de Barcelona (Agbar), que se dedica fundamentalmente al negocio del agua y tiene importante presencia en América Latina, presenta al proyecto una cifra de negocio de 2.700 millones, un beneficio en 2003 de 194 millones y experiencia en un área de gran proyección.

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