"Para mí, la verdad es un vestido azul"
Manoel de Oliveira (Oporto, 1908) es el más veterano de los cineastas en activo. Esto, que se repite cada vez que el realizador portugués estrena una película, tiene un mérito relativo; en cambio, sí lo tiene el altísimo nivel de exigencia del conjunto de su obra. Una película hablada (2003), que hoy se estrena en España, es el último filme que ha realizado mientras no se estrene el que ahora está montando en París. Se trata de la crónica del viaje por el Mediterráneo de una profesora de Historia y su hija.
Pregunta. ¿Es un viaje de descubrimiento o un viaje de adiós?
Respuesta. El viaje comienza cuando Leonor Silveira se embarca, en junio de 2001, es decir, antes del 11 de septiembre. Con ella asistiremos al final del siglo, que se resume en ese rostro de John Malkovich al final, cuando vemos el estallido del barco a través de su cara. Como capitán de barco, se siente traicionado por el destino, porque él debiera estar en el navío, salvar a esos viajeros que por error siguen en el barco. Sus principios éticos saltan hechos añicos. Al mismo tiempo, el barco era su casa, su memoria, su pasado, y eso también queda destruido.
"La UE es una utopía, y se pretende que el laicismo sea el cemento que iguale lo distinto "
"Papas es la exuberancia, Deneuve simboliza la seducción y el negocio: el atractivo y la frialdad"
P. ¿Es una situación que invita a la nostalgia?
R. No, porque en el cine, como en la vida, no se puede ir hacia atrás. Hace poco volví a ver mi primera película, Douro faina fluvial (1931), y mi mujer me señaló su increíble vigor. ¡Es la fuerza de la juventud, el impulso de quien se atreve con todo porque no piensa en la muerte!
P. ¿Cómo eligió el recorrido del crucero?
R. No quería hacer un documental, rodar postales turísticas, y tampoco podía ir a ciudades como Roma o París porque no tienen puerto. Marsella, Nápoles, Atenas, Estambul y El Cairo me permiten hablar de distintos aspectos de nuestra civilización, relacionar hechos históricos con mitos. Por ejemplo, si he escogido El Cairo es, sobre todo, para poder referirme a la Biblia, a nuestros orígenes, y también porque descubrí que en Egipto el color azul era el de la verdad. Y eso me gusta mucho, porque también es el color del cielo. No hay nada más enigmático que la verdad ni ningún deseo más fuerte que el de conocerla. Para mí, la verdad es un vestido azul.
P. Leonor Silveira habla en portugués; Irene Papas, en griego; Catherine Deneuve, en francés; Stefania Sandrelli, en italiano, y Malkovich, en inglés.
R. La cuatro mujeres que hablan son latinas, mediterráneas, han nacido donde nuestra civilización que, desde que los ingleses derrotaron a la Armada de Felipe II, ha comenzado a "viajar" en inglés, a transmitirse a través de un idioma que no le es propio. Irene Papas se queja de que la democracia, un invento griego, de que la filosofía, el teatro, la poesía, la medicina o la astronomía fueran inventadas o perfeccionadas por los griegos y que hoy nadie, excepto los griegos, hable el griego cuando el 40% de las palabras occidentales son de raíz griega. Irene Papas es la mujer exuberante; Deneuve simboliza la seducción y el negocio, es decir, el atractivo y la frialdad, y Stefania Sandrelli es la dimensión sentimental del mundo femenino.
P. Usted dice que la política crea la civilización y ésta la Historia.
R. Y la Historia es lo que permanece, lo que se transmite, ya sean hechos, ya sean mitos o leyendas. Ahora estoy trabajando sobre el sebastianismo, sobre el rey Sebastián y su promesa de que un día volverá de entre la niebla. La Unión Europea es una utopía, una nueva tentativa de V imperio del rey Sebastián, y se pretende que el laicismo sirva de cemento para igualar lo distinto. La armonía en el mundo es una mera ilusión del espíritu.
P. Usted rueda con tomas muy largas, sin apenas movimientos de cámara. ¿La preparación o los ensayos le toman mucho tiempo?
R. Trabajo con actores muy competentes. Cuando llegan al plató se saben el texto y no hacen falta muchos ensayos. Además, la mejor toma es casi siempre la primera, porque tiene una naturalidad y frescura que raramente permanece en las otras. Eso no significa que trabaje con una única toma, porque hay que protegerse, pero sí por donde van mis preferencias.
P. Las protagonistas descubren en Marsella un perrito atado a un barca, arrastrado por el flujo y el reflujo de las olas.
R. Descubrí esa situación por casualidad, mientras localizaba. El perro es una ilustración perfecta de esa idea del gran filósofo portugués Spinoza, para quien "los hombres nos creemos libres porque ignoramos las fuerzas que nos empujan". El perrito cree que el barco se acerca al muelle gracias a sus tirones. Él nada sabe de oleaje. A los hombres nos pasa otro tanto.
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