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Especialistas árabes y europeos debaten en Granada sobre el influjo cultural de la Alhambra

Las jornadas señalan al monumento como un ejemplo de convivencia entre culturas

Más de 500 años después de que los nazaríes la rindieran, la Alhambra sigue siendo un monumento vivo. Historiadores, arquitectos, escritores y profesores universitarios de países árabes y europeos debaten desde ayer y hasta mañana en Granada sobre la historia y el influjo de esta kasbah en las manifestaciones artísticas, culturales e intelectuales de ayer y hoy en unas jornadas tituladas La Alhambra: novísimas aportaciones y reflexiones, que organiza la Fundación Euroárabe y el Centro de Estudios de Al-Ándalus de Rabat (Marruecos).

La influencia arquitectónica de la Alhambra no sólo se percibe en los países musulmanes a los que huyeron los últimos andalusíes. A los jardines de las casas tradicionales marroquíes (riad), muchos de los cuales se inspiran en el Patio de los Arrayanes o el Generalife, se suman numerosos edificios de países latinoamericanos como Cuba o México, donde los españoles llevaron el estilo neomorisco. Las grandes capitales europeas tampoco se salvan de su influjo. "El antiguo palacio del Trocadero (París), derruido en 1734 era de estilo mudéjar y bizantino, y no hay ninguna gran ciudad de Europa que carezca de un teatro que se llame Alhambra", explica José Antonio González, uno de los coordinadores de las jornadas.

Las discusiones se ocuparán también de la historia del alcázar nazarí y de cómo se ha conservado, algo en lo que sus habitantes tienen mucho que ver. "Siempre ha habido población que la ha guardado porque siempre ha sido un monumento habitado", recuerda González. "Incluso en el incendio de 1890 que estuvo a punto de acabar con ella, los nobles de la ciudad fueron los primeros en llevar cubos de agua, según los cronistas de la época", añade el profesor.

El mito de la Alhambra sigue vivo a tenor de las últimas encuestas realizadas a los miles de turistas que la visitan cada año. González explica que los visitantes la contemplan como un lugar para vivir, como un paraíso terrenal y sensorial donde habitar, tal y como hizo Washington Irving. "Su emplazamiento la convierte para los visitantes en un lugar de utopía y ensueño", añade. "Todos salen encantados de ella". La Alhambra es el monumento más visitado de España.

El castillo nazarí también persiste como símbolo de amistad y paz. El director del Centro de Estudios de Al-Andalus de Rabat, Abdelué Akmir, se refirió al monumento para apelar al diálogo entre civilizaciones. Akmir habló de la Alhambra como referencia y modelo de "convivencia y tolerancia" frente al "extremismo y la intolerancia" imperante en las relaciones internacionales.

"La Alhambra representa para los árabes el mundo de la nostalgia, la idea de la patria perdida", continúa González. "Muchos la consideran como símbolo de una parálisis para el islam o de un momento de esplendor que el mundo árabe no ha vuelto a recuperar desde su pérdida y a partir del cual comenzó la decadencia", concluye.

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