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Un joven retiene siete horas a empleados y clientes de un banco en Madrid con dos pistolas simuladas

El asaltante, un rumano de 19 años, exigía la entrega de 50.000 euros para deponer su actitud

Un joven rumano que poco antes de la una de la tarde de ayer asaltó una sucursal bancaria del BBVA de Alcalá de Henares (Madrid) y retuvo a 20 personas, se rindió siete horas después, dejando en libertad a los dos rehenes que mantenía en ese momento. El delincuente, provisto de dos pistolas simuladas, se entregó a la policía sin causar daño a nadie. El mediador que accedió a la oficina bancaria logró convencer al atracador de que depusiera su actitud, cosa que éste hizo sin ofrecer resistencia. El secuestrador, estudiante de veterinaria en Rumania, llevaba cuatro meses en España. Ahora estaba en paro.

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Estudiante de veterinaria en Rumania, albañil en España

Un hombre de 19 años y de nacionalidad rumana, Stoicka Ovideu Anton, entró ayer ataviado con gafas de sol, una gabardina negra y armado con dos pistolas, en la sucursal del BBVA de la calle de los Libreros número 8, en el centro de Alcalá de Henares, al grito de "¿dónde está el dinero?". En la sucursal se encontraban 12 clientes y ocho empleados a los que tomó como rehenes. Les ordenó tirarse al suelo y que le entregaran 50.000 euros. "Entró como Matrix: con un abrigo largo y dos pistolas. Gritaba: '¡al suelo!, ¡al suelo!; y ¡el dinero! ¡el dinero!", recordaba una mujer que se hallaba en el banco entregando su declaración de la renta.

A las 13.19 una de las rehenes pudo avisar a través de su teléfono móvil a su marido, quien a su vez alertó a la policía, según un portavoz de emergencias 112. Los agentes acordonaron la zona: todas las calles adyacentes quedaron cortadas, incluida la céntrica plaza de Cervantes. Efectivos del Cuerpo Nacional de Policía, agentes municipales y del Grupo de Atracos de la Brigada Provincial de la Policía Judicial controlaban la zona. Una vez asegurado el perímetro, el atracador, al ver los efectivos que le rodeaban, dejó ir a las mujeres, algunas de ellas enfermas y de edad avanzada.

En la sucursal quedaron cuatro hombres, además de otros 10 empleados en la planta superior del edificio, que quedaron allí atrapados sin que el atracador lo supiera. Uno de los rehenes pudo salir sobre las 14.00 para entregar a la policía las exigencias del atracador: el dinero y la presencia de un intérprete.

¿Para qué quiere el dinero?, le preguntó un redactor de la cadena SER al atracador, a través de una breve conversación telefónica. "¿Para qué se usa el dinero? Para comprar algo... No lo sé", respondió el asaltante, que inmediatamente cortó la comunicación.

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Una empleada del banco, que pudo salir de la entidad al ser liberada por el atracador, describió así su entrada: "Está zumbado, entró tranquilo. Se nota que no sabía qué oficina era cuando entró. Yo nunca le había visto allí. Entró en la sucursal como podría haber entrado en cualquier otra".

Dentro del cordón policial quedaron atrapados vecinos y empleados de los locales próximos al BBVA. Un equipo de los GEO se instaló en una sucursal de Caja Madrid adyacente esperando la orden para el asalto. Ya eran más de las 15.00, y todo parecía estar en calma, aunque la tensión era palpable. Todavía faltaba cinco horas para el desenlace.

A las 15.30 el atracador pidió emparedados para comer y casi una hora más tarde exigió que le hicieran llegar un televisor de grandes dimensiones supuestamente para ver la final de la Champions League, según fuentes policiales. A cambio ofrecía la liberación de un rehén. Era una exigencia arriesgada para los diez empleados atrapados en el piso superior, ya que las cámaras de televisión apostadas a unos 150 metros de la sucursal podían grabar cómo se asomaban a las ventanas, por lo que podrían ser descubiertos por el secuestrador.

La policía finalmente entregó el aparato de televisión a cambio de un rehén, pero poco después, hacia las 18.30, los geos pudieron liberar, a través de la azotea, al grupo de empleados que habían quedado atrapados en el piso superior del inmueble. Algunos de ellos tuvieron que ser tratados por los servicios de emergencia al sufrir crisis nerviosas.

Con sólo dos rehenes la situación seguía siendo de calma tensa, sin que el atracador supiera que la policía seguía estrechando el cerco. Sobre las 20.15, los geos hicieron un boquete desde el contiguo edificio de Caja Madrid, donde estaban apostados, para poder entrar en la tercera planta del BBVA. A través de este agujero, y sin que el atracador sospechara nada, los agentes fueron bajando poco a poco hasta apostarse en la primera planta. Una vez allí esperaron la orden de asalto. Pero no fue necesaria, ya que el rumano se rindió tras la intervención del mediador.

El atracador (segundo por la derecha) rodeado de policías tras ser detenido al asaltar una oficina bancaria en Madrid.
El atracador (segundo por la derecha) rodeado de policías tras ser detenido al asaltar una oficina bancaria en Madrid.EFE

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