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Signos

Iván Rodríguez extrae de la vida cotidiana su primer libro de relatos, 'Las cuatro esquinas'

Iván Rodríguez (Sevilla, 1971) ha optado en su primer libro de relatos titulado Las 4 Esquinas o concisa relación de unas cuantas vidas imperfectas (Diputación de Huelva, 2004) por sacudir la realidad, vapulearla para poner de relieve en su obra lo que de impactante tiene la cotidianeidad. Antes había obtenido un primer puesto en el certamen literario de relatos cortos de Roquetas de Mar en 1989 y resultó finalista del certamen XYZ de Huelva en 1999.

Los protagonistas de las doce narraciones que reúne este volumen han sido extraídos de la vida cotidiana, que el autor devuelve al lector envuelta en un halo inquietante, asombroso y diferente. El libro está construido en cuatro apartados titulados Certeza, Dolor, Niñez y Deseo, que contienen tres relatos cada uno, en los que el autor explora diferentes temas, como la soledad, el amor, la convivencia y la madurez. En el cuento titulado Secamares, del apartado titulado Niñez, que contiene retazos autobiográficos, el protagonista es un niño que se enfrenta a la madurez tras la muerte de su padre. El relato dice: "Por unos segundos sintió la necesidad de insistirle: mamá dime dónde se lleva Secamares ese agua, dime dónde van los peces y los barcos, pero ella tenía el rostro hundido entre sus manos y de entre sus dedos manaba abundante un líquido brillante y transparente". Y concluye la narración: "Y entonces se oyó la vocecilla del pequeño, súbitamente fuera de aquel abrazo: mamá, ¿y los caballitos de mar también se mueren?"

Sensibilidad

Se trata de una historia cargada de sutileza y de sensibilidad, opuesta al estilo directo utilizado en otros relatos en los que el autor explora rincones de las narraciones de misterio, de corte policiaco, como en Pánico, donde una mujer es interrogada por un policía después de haber asesinado a su marido en un viaje de ocio.

Iván Rodríguez considera que la vida cotidiana está maltratada por los escritores. "A veces se escriben historias que pretenden ilustrar cosas que nada tienen que ver con nuestras experiencias más cercanas", explica. En sus relatos Iván Rodríguez profundiza en la vida cotidiana, a la que carga de tensión. "La clave de un buen relato reside en mantener la acción. La atención del lector no debe desviarse nunca. Un buen relato no debe dispersarse porque a poco que lo hagas tienes una novela u otra cosa distinta. Un relato tiene sus propias reglas y una dinámica intrínseca que hay que cumplir", explica Rodríguez.

Iván Rodríguez se considera escritor de relatos y de momento sus pretensiones pasan por mantenerse en este género: "El relato no es una preparación para la novela. No es una especie de novela corta de la misma manera que un cortometraje no es una película pequeña. El paso de un género a otro no resulta tan fácil como muchos consideran", afirma. Este escritor explicó que los relatos son de lectura fácil, rápida, en los que ha tratado de compaginar un compromiso entre el adorno literario y una historia que consiga conmover. "Hay algún juego literario necesario para asombrar al lector, pero mi interés se centra en el fondo porque en definitiva hay una historia que contar y eso no se puede olvidar", concluye.

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