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Reportaje:

Fetichismo vandálico tras la boda real

Cientos de lonas, miles de plantas arrancadas y la alfombra roja de la Almudena rota a tijeretazos es el balance de la voracidad ciudadana

Miles de plantas arrancadas, cientos de lonas desaparecidas, adornos de todo tipo esquilmados, la alfombra roja de la Almudena desguazada a tijeretazos... y hasta pesados contenedores metálicos robados. Todo eso y mucho más ha sido sustraído dentro de una extraña voracidad colectiva desatada entre los madrileños horas después de la celebración de la boda real. Teóricamente, forma parte de un afán de coleccionismo de cualquier cosa relacionada con el enlace del príncipe Felipe y Letizia Ortiz. Pero esa especie de fetichismo vandálico costará cientos de miles de euros a las arcas del Ayuntamiento de Madrid, aunque éste no quiere precisar la cuantía.

La concejal de Medio Ambiente, Paz González, notablemente indignada por estos hechos, pidió ayer la colaboración de los ciudadanos para que Madrid tenga "la mejor estética posible" y sea "una ciudad del siglo XXI".

El rosario de hurtos es interminable y aumenta con el recuento de daños, dice el Ayuntamiento

Según la edil, los adornos florales y parterres han sido concebidos para quedar ubicados de manera definitiva en las calles de la ciudad, y no sólo para adornar el recorrido que efectuaron los Príncipes de Asturias tras contraer matrimonio en la catedral de La Almudena el pasado sábado.

"Era una oportunidad única", explicó González, "para embellecer la ciudad, no sólo en la zona del recorrido nupcial, sino para mejorar la estética general de todos los distritos".

Un total de 70 torres metálicas, cada una de las cuales albergaba 400 geranios trepadores, han sido esquilmadas. Lo mismo ha ocurrido con las macetas y las plantas colgadas en farolas, sobre todo en zonas como la avenida de la Ciudad de Barcelona y la plaza de Oriente y, de forma más aislada, en la calle de Alfonso XII y el paseo del Prado.

Los autores de este saqueo no han dudado en trepar a las farolas y cortar con alicates las cinchas metálicas con las que los cestillos florales estaban sujetos.

El rosario de hurtos es interminable y aumenta minuto a minuto, al hacerse el recuento de daños, según fuentes del Ayuntamiento. Entre los más damnificados por esta furia fetichista están los parterres y jardines de la ciudad, algunos de los cuales han resultado arrasados.

Unas 300.000 plantas de todo tipo -alrededor del 20% de las colocadas en toda la ciudad para embellecerla con ocasión de la boda real- han desaparecido como por ensalmo, arrancadas sin el menor miramiento. Este hurto generalizado de flores supone un coste mínimo de 250.000 euros para las arcas municipales, según las primeras estimaciones.

Ante este desastre, el concejal de Seguridad, Pedro Calvo Poch, intentó ayer quitar hierro al asunto y, en tono de broma, calificó este saqueo como "colaboración ciudadana en la retirada de los elementos que han decorado la ciudad estos días". En concreto, el edil se refirió a la sustracción, a tijeretazos, de la alfombra roja dispuesta junto a la catedral de la Almudena por la que desfilaron las altas personalidades asistentes al evento.

"Muchos vecinos han considerado que era divertido llevarse un recuerdo del enlace" y actuaron "casi como si de un elemento reciclador" se tratara, explicó Calvo en tono jocoso. "La alfombra, después de la empapada que sufrió por la lluvia, no habría servido para gran cosa", añadió, antes de mostrarse partidario de "esbozar una sonrisa y tratar de restarle importancia al asunto".

Pero el pillaje colectivo, más que ser motivo de sonrisa, está siendo motivo de disgusto en el equipo del alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, que tenía previsto mantener de forma permanente todos los adornos florales y que, sin embargo, ahora tiene dudas de hacerlo. Por ejemplo, en los viveros municipales hay preparadas 30 magníficas torres cuajadas de petunias, similares a las instaladas en la plaza de Oriente, pero el Consistorio no oculta sus recelos de poner este oloroso tesoro en la calle... y que sea rapiñado como los anteriores.

Porque la voracidad ha sido tal que ha habido desaprensivos que se han apoderado hasta de vallas de obra y pesados contenedores de residuos -de 240 litros de capacidad cada uno- que estaban marcados con la letra M y el emblema del enlace real.

El hurto de las plantas está sancionado por la Ordenanza Municipal de Protección al Medio Ambiente, si bien es preciso que antes haya una denuncia contra el infractor. En esta ocasión no hay ni una sola denuncia, pese al saqueo masivo y la multitudinaria presencia de policías nacionales y municipales.

Lonas y robo de tierra a cucharadas

"Ha habido personas que se han llevado la tierra de los maceteros a cucharadas. ¡Llevaban bolsas de plástico y las llenaban de tierra a rebosar usando una vulgar cuchara!". El funcionario municipal que relata este hecho no sale de su asombro: "¿Es que creen que esa tierra tiene algo especial? ¿Qué tiene que ver eso con la boda real? ¿Eso también es fetichismo?".

Pero, aparte de la tierra, los desaprensivos han arramblado con todo tipo de adornos: banderolas, cascabeles, ramas de almendro artificiales y las lonas que cubrían las vallas de obra utilizadas para acotar las aceras por las que el pasado sábado discurrió el cortejo nupcial. Y esto es lo peor: las lonas desaparecidas, cuya compra ha supuesto cientos de miles de euros al Ayuntamiento, iban a ser entregadas a una sociedad benéfica para que con ese tejido fuesen confeccionados bolsos y otros artículos, cuya venta produciría unos beneficios que serían destinados a las víctimas de los salvajes atentados del 11-M. Una operación similar a la que se realizó en Sevilla con ocasión de la boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar.

Las lonetas, de color pastel y marcadas con el emblema de la M alusivo al enlace del Príncipe y doña Letizia Ortiz, fueron esquilmadas sin piedad la misma tarde del sábado. Las autoras del saqueo fueron, en su mayor parte, mujeres, que en algunos casos las hicieron un rebujo y se las llevaron bajo el brazo con el mayor descaro, ante la mirada incrédula de los policías. En otros casos, decidieron doblarlas muy bien dobladas, como sucedió en la avenida Ciudad de Barcelona minutos después de que los recién casados depositaran el ramo de novia en la basílica de Atocha.

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