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Reportaje:

Un profesor que vigila al otro lado de la pantalla

Un 70% de los alumnos de la Oberta de Cataluña se acoge a la evaluación continua a través de Internet

Carmen Morán Breña

La enseñanza a distancia favorece, por lo general, un aprendizaje autónomo. No es de extrañar, se trata casi siempre de gente que trabaja y quiere completar o iniciar estudios sin que interfieran mucho en su vida. Se procuran sus materiales, se planifican la tarea y estudian cuando pueden para pasar con éxito los exámenes. La Universitat Oberta de Catalunya (UOC) quiere romper esa tendencia y hacer que sus alumnos participen de forma activa en la vida del campus, pero desde sus casas. Eso se consigue mediante algunas estrategias virtuales: uno puede chatear con los compañeros en la cafetería virtual, entrar en la biblioteca del campus a través de la pantalla... Así se darán por cumplidas las relaciones sociales estudiantiles. Pero ¿qué pasa con la vida académica? ¿Cómo huir de los estudios solitarios y de la desmo-tivación de empollar sin el aliciente de los compañeros?

"El compromiso es que las dudas de los estudiantes deben estar resueltas en 48 horas"
"Cuando acaben la carrera habrán aprendido a aprender por su cuenta"

La UOC pretende que los alumnos -acaban de sacar al mercado las primeras promociones de titulados- no estén solos en sus estudios. El 70% de sus matriculados se acoge de forma voluntaria a la evaluación continua, luego eligen un control más exhaustivo y una vigilancia que, en principio, parece insólita en este tipo de enseñanzas virtuales. El 67% de los que optan por este sistema aprueban sus asignaturas. El vicerrector de Profesorado y Política Académica, Carles Sigalés, explica cómo se establece esa relación maestro alumno en la Oberta: "Es un sistema de ayuda que facilita el diálogo del estudiante con los contenidos. Se trata de no conformarse con resolver las preguntas del estudiante, que no siempre es una persona muy activa. Por eso la evaluación continua propicia esa cercanía y una relación constante".

Habla Sigalés de cuatro figuras docentes: un profesorado "propio" que participa en el diseño y desarrollo de los cursos, que "coordina, dirige y hace el seguimiento"; colaboradores autores, que son los profesores que desarrollan los materiales: son expertos de cualquier centro universitario de España o del ámbito internacional; por último cita al profesor tutor y al profesor consultor.

El primero, aunque es docente, no imparte asignaturas. Éste es la referencia permanente del estudiante hasta que sale con el título debajo del brazo. "Le ayuda a integrarse en el entorno de la universidad, le enseña lo que debe tener en cuenta, cómo repartirse la carga lectiva con el tiempo de que dispone, incluso puede echarle una mano para resolver problemas administrativos", explica Sigalés. Este profesor tendrá una actividad intensa al iniciar el estudiante su andadura virtual por la UOC, de la que saldrá un título bien real; en el paso del ecuador su tarea es, por así decir, de mantenimiento; y al finalizar los estudios, el tutor deberá proporcionar al estudiante las mejores conexiones con el mundo laboral.

El último, el profesor consultor, se encarga de la actividad docente de cada asignatura. Su propio nombre lo indica: será el que resuelva las consultas académicas del alumno. "El compromiso de esta universidad es que las dudas deben estar resueltas en 48 horas y, si no se puede, informar en ese tiempo al estudiante de que se está trabajando en ello" y detallarle los plazos en que se podrá satisfacer esa demanda, afirma Sigalés.

Todos los profesores consultores "deben trabajar en equipo" y ponerse de acuerdo porque los distintos grupos de alumnos habrán de estudiar lo mismo; esa única propuesta docente debe desembocar, por último, en un solo examen, igual para todos.

Ahora bien, en el caso de que los alumnos se hayan acogido a la evaluación continua, la prueba final no es más que una validación de que lo que han demostrado aprender se ha consolidado y, sobre todo, de que eran ellos los que iban adquiriendo los conocimientos al otro lado de la pantalla, en sus casas, y no un impostor que les suplantaba. "Esto, en realidad no suele ocurrir, pero hay que cerciorarse", señala el vicerrector.

De esa prueba saldrá un apto o no apto, y para los que superen la validación la nota será la que ya traían de su evaluación continua a lo largo del curso.

En esta universidad, ya lo dijo hace un par de semanas su rector, Gabriel Ferraté, se "enseña a aprender". También se les seleccionan los enlaces para que profundicen a placer en sus estudios. "No es un buen negocio", bromea Sigalés, "pero cuando salgan de la universidad habrán aprendido a aprender por su cuenta".

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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