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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Misión cumplida

Desde ayer, no queda ningún militar español en Irak. Todos, salvo los que permanezcan asignados a la legación diplomática, han salido habiendo cumplido su misión: la que le encomendó el anterior Gobierno del PP y la del repliegue que ordenó el nuevo Ejecutivo socialista. Lo único que no han cumplido es lo que intentó ordenarles el mando estadounidense: que se prestaran a operaciones ofensivas contra la población local, para las que no tenían mandato nacional ni internacional.

En el momento en que Base España deja de existir hay que recordar la muerte en esta guerra de 11 militares y 2 periodistas españoles. Los que siguen allí en labores de información y civiles viven en peligro, como ayer quedó de manifiesto con la retención en Nayaf por milicianos chiíes, afortunadamente sólo por unas horas, del enviado especial de RNE Fran Sevilla. Una prueba más, si cabe, del caos que reina en aquel país.

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Esta semana, en su declaración programática ante el Congreso de los Diputados, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, prometió que España no volverá a mandar a ningún contigente militar a una operación en el exterior sin consentimiento del Parlamento. Y así debe ser con la rápida aprobación de una ley en este sentido, similar a la que rige, por ejemplo, en Alemania. Todo un contraste con la posición de Berlusconi, dispuesto a mantener las tropas italianas "hasta el final". Cabe preguntarse: ¿qué final? La muerte de un soldado italiano en una misión de combate para la que estas fuerzas no habían sido enviadas, y que puede entrar en contradicción con la Constitución italiana, que prohíbe expresamente el recurso a la guerra, ha despertado una polémica que no cejará. La última palabra la tienen los ciudadanos italianos con su voto.

No hay apaciguamiento ni cobardía en el repliegue español, sino el cumplimiento de una acertada decisión política para sacar a las tropas de un lugar al que nunca debían haber ido. La situación en Irak es el más sonoro fracaso de una cruel ingeniería social y militar concebida por los neoconservadores que han provocado esta guerra. Las pruebas cada día más horripilantes de las torturas a presos en Irak por parte de tropas estadounidenses no sirven sino para avalar el buen fundamento de esta retirada. Nuestras tropas han cumplido con su misión y el Gobierno con su promesa. Aunque Irak sigue siendo un problema para todos; sobre todo para quien empezó esta guerra, pero también para España y toda Europa.

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