Moratinos admite en Londres que aún no es el momento de retomar el diálogo sobre Gibraltar
Straw tacha de "inaceptable" que España rechace los barcos procedentes del Peñón
Miguel Ángel Moratinos pasó ayer su bautismo británico como ministro español de Asuntos Exteriores con muchos elogios personales y menos resultados. No obtuvo una fecha para volver a negociar el contencioso principal, el de Gibraltar, aunque sí cree que se llegará a una solución aceptable "en el momento adecuado". Por lo demás, el tono de las relaciones entre España y el Reino Unido parece resistir al fin del sodalicio especial urdido por José María Aznar en torno a Irak. El presidente del Gobierno, José Luis Rodrígez Zapatero, visitará Londres "muy pronto".
Todo esto queda lejos de las expectativas creadas por el propio Moratinos el pasado miércoles, cuando declaró ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso: "El Gobierno español tiene el firme propósito de recuperar e impulsar el diálogo y la negociación en el contexto del Proceso de Bruselas, con el espíritu que alentó el ministro hasta julio de 2002. Con ese objetivo, mañana mismo voy a reunirme en Londres con el secretario del Foreign Office, Jack Straw, con el que voy a abordar la cuestión de Gibraltar en sus dos aspectos más relevantes: la soberanía y la cooperación".
Ayer, sin embargo, tras reunirse durante más de una hora con Straw, tanto el ministro español como el británico se mostraron esquivos sobre este asunto. Especialmente Moratinos, que hubo de dar más explicaciones en la medida en que era bien conocida la resistencia de Londres a reabrir el diálogo que quedó en suspenso en julio de 2002, pese a que había generado esperanzas sin precedentes en los doce meses anteriores.
"Hemos hablado de Gibraltar como un punto más de la agenda, pero no como un punto esencial. Hay muchas otras cosas de qué hablar", comenzó por decir el ministro español cuando se enfrentó a la avalancha de preguntas sobre el contencioso que, en estos encuentros hispano-británicos, resulta inevitable. En sus intervenciones preliminares, ni Moratinos ni Straw habían siquiera mencionado al Peñón entre la más de media docena de temas sobre los que cada uno de ellos reconoció que habían hablado.
"No hemos fijado una fecha para continuar", reconoció el ministro español cuando se le preguntó si habían acordado reanudar el llamado Proceso de Bruselas, iniciado en 1984 para avanzar paralelamente en la resolución del problema de la soberanía y en la superación de las dificultades que la situación actual implica para los habitantes de los dos lados de la verja.
A la pregunta de si sigue sobre la mesa el modelo de soberanía compartida que facilitó el insólito avance de hace tres años, Straw respondió con el clásico recordatorio de que el Reino Unido tiene el compromiso, reconocido en la Constitución gibraltareña, de que no habrá cambios en el estatuto del Peñón que no acepten los llanitos. En noviembre de 2002, éstos rechazaron el modelo de soberanía compartida en un referéndum criticado por Londres.
La consulta, no contemplada por la ley, marcó, sin embargo, el fin de las negociaciones y, pese a las declaraciones de que el Proceso de Bruselas continuaba, altos responsables políticos británicos precisaron que la soberanía compartida era cosa del pasado y que el diálogo sustancial tardaría mucho en ser reanudado.
El encuentro de ayer confirma que el punto muerto sigue ahí, sin más horizonte claro. Miguel Ángel Moratinos dijo, no obstante, que se seguirá "hablando en un clima constructivo" y que "dos países amigos pueden encontrar una solución satisfactoria, si esperan el momento adecuado". También dijo que no se sentía decepcionado, y que tenía el compromiso de que se encontrará una solución "en su momento". "Espero", apostilló Jack Straw, en castellano, en alusión a la posible solución.
Ayer no se habló de soberanía y sí de dos temas de cooperación. El de las pensiones de los trabajadores españoles que dejaron sus cotizaciones en La Roca cuando se cerró la verja, en 1969, fue ya muy tratado en tiempos de Piqué y volverá a ser abordado por el secretario de Estado británico para Europa, Denis MacShane, en Madrid, el próximo martes.
El rechazo por los puertos españoles de los barcos que procedan directamente de Gibraltar marcó el momento más tenso del encuentro. Straw dijo a la prensa que la conducta española es "totalmente inaceptable". No obstante, Jack Straw no se pronunció por recurrir legalmente contra una medida que el Gobierno español apoya en la Ley de Puertos y Marina Mercante de 1982 y en el reglamento 4055/86 de la Unión Europea.
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