Cuevas esgrime la flexibilidad del protocolo de Kioto y minimiza la crisis del sector cerámico

El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), José María Cuevas, no expresó ayer, en la celebración del 25 aniversario de la Confederación de Empresarios de Castellón, inquietud por el sector cerámico. Pese a la preocupación de los azulejeros, plasmada también por la patronal Ascer, respecto a la aplicación de la directiva de emisiones de gases contaminantes a la atmósfera, Cuevas habló de un sector con "capacidad para resolver sus problemas" y esgrimió la flexibilidad del protocolo de Kioto, con unos plazos "suficientes".

"Hay márgenes suficientes de flexibilidad, ya que hay un periodo inicial de dos años donde se deben ir ajustando los compromisos que asuman los diversos sectores y después ya habrá un periodo más definitivo con obligaciones más precisas", explicó. El presidente de la CEOE sí habló de la "paradoja" que supone que el protocolo de Kioto no sea obligatorio y que, por ello, existan países como Estados Unidos y la Unión Soviética que no lo han firmado, mientras que la Unión Europea ya lo ha asumido. También manifestó la contrariedad que implica el que no se hayan incluido, en el primer grupo de sectores sobre los que se fijarán límites, el transporte o el consumo doméstico y destacó el esfuerzo inversor de algunos empresarios, como los cerámicos, que han incorporado medidas de corrección por encima de las puestas en marcha en países como Francia o Alemania. En cualquier caso se mostró positivo al considerar que "España no está en la peor situación para el cumplimiento de la directiva" y achacó el nivel de emisiones al crecimiento del tejido industrial del país. En cualquier caso sí calificó de "negativa" la posibilidad de una huelga en el sector cerámico, que "siempre supone un perjuicio".

José María Cuevas acudió ayer a Castellón por el 25 aniversario de la CEC, donde tampoco dio importancia al posible proceso de deslocalización de empresas. "En España, a corto plazo, no existe riesgo de una deslocalización en ninguno de los sectores", dijo.

El presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de la Comunidad Valenciana (Cierval), Rafael Ferrando, tampoco expuso una gran preocupación y aunque habló de la "pesada losa" que supondrá para el sector cerámico la aplicación del protocolo de Kioto, manifestó su confianza en la implicación de la Administración, que ha de fijar las cuotas de emisión para cada sector, "para que la carga pueda ser asumida por los empresarios". El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, también quiso ofrecer un mensaje de "tranquilidad" y reclamó que "nadie transmita inquietud" en un momento que calificó como "una coyuntura". Camps habló del protocolo de Kioto para comparar la inquietud por su aplicación con las emisiones a la atmósfera que, según dijo, provocaría la instalación de desaladoras como alternativa al trasvase del Ebro.

Por su parte, el presidente de la confederación castellonense, José Roca, realizó un repaso por la evolución de la organización empresarial y sus reivindicaciones durante sus 25 años de vida y apuntó que éstos "no son los mejores momentos para nuestra economía por las incertidumbres que se vierten sobre la misma".