Cisneros afirma que el chavismo quiere silenciar sus medios informativos

La Asamblea Nacional tiene en sus manos lo que en Venezuela se conoce como "una papa caliente": un exhorto a la Fiscalía General para que tramite la revocatoria de la nacionalidad del multimillonario Gustavo Cisneros. Antonieta López, portavoz del Grupo Cisneros, calificó la decisión del Parlamento unicameral venezolano como una prueba más de que el Gobierno ha declarado la guerra al empresario. Aseguró que el objetivo final es silenciar los medios de comunicación propiedad de Cisneros.

"El señor Cisneros es venezolano por nacimiento; es una locura pretender que se le quite la nacionalidad. Es algo tan absurdo que no lo comprendemos", añadió López.

La idea fue planteada por la diputada Iris Varela, emblema del chavismo radical, y fue aprobada el jueves pasado sin que hubiese sido discutida previamente en el partido oficial Movimiento Quinta República (MVR). La solicitud no tiene posibilidades legales de ejecutarse, pues Cisneros es venezolano por nacimiento. Quien sí era de origen cubano era su padre, Diego Cisneros, fundador del conglomerado empresarial, ya fallecido.

No obstante, la propuesta ha atizado el fuego de la confrontación entre este poderoso empresario y el Gobierno de Chávez, que alcanzó un momento cumbre la semana pasada cuando la policía de Estado (Disip) y la Dirección de Inteligencia Militar realizaron un registro a la hacienda Carabobo, propiedad del magnate, supuestamente en búsqueda de las armas que estaban destinadas a los paramilitares colombianos detenidos unos días antes en el extrarradio de Caracas.

La enemistad entre el propietario de la televisión local Venevisión y de la cadena internacional DirecTv, además de otras empresas de las más diversas ramas manufactureras, y el mandatario venezolano es manifiesta. Chávez lo ha acusado en reiteradas oportunidades de haber manejado los hilos del golpe de Estado que depuso brevemente al Gobierno en abril de 2002.

Asimismo, Chávez ha denunciado que al iniciarse su mandato en 1999, Cisneros pretendió controlarlo del mismo modo que, según el jefe de Estado, lo había hecho con los anteriores gobiernos. En varias ocasiones ha dicho que Cisneros le quiso imponer nombres de ministros y del director de la poderosa Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), que supervisa todas las actividades de la televisión, la radio y las comunicaciones telefónicas. El presidente ha revelado que, como no accedió a esas peticiones, Cisneros comenzó a conspirar en su contra.