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El delegado de Cultura en Girona dimite y critica la política de Mieras

Solana denuncia obstáculos en su intento descentralizador

El delegado de Cultura en Girona, Joan Solana, hizo pública ayer su dimisión irrevocable del cargo a causa de los obstáculos que ha encontrado para realizar una política descentralizadora y de fomento a la creación periférica en el departamento que dirige Caterina Mieras. Solana, que ya pidió en marzo su relevo a la consejera, recibió en abril una propuesta inconcreta para integrarse en el Departamento de Presidencia. Sin embargo, aseguró ayer que lo más probable es que se reincorpore a su trabajo de profesor en Banyoles.

Aunque Solana dijo ayer que la oferta, aún poco definida, de integrarse en el Departamento de Presidencia no le tienta en absoluto, la consejera de Cultura utilizó el pasado martes este argumento para explicar la salida de su delegado en Girona. En aquella ocasión, Mieras negó que existieran discrepancias entre ambos y aseguró que Solana dejaba el cargo porque le hacía mucha ilusión integrarse en otra área del Gobierno de la Generalitat.

Sin embargo, de las explicaciones ofrecidas ayer por Solana se deduce que la oferta de Presidencia no era más que un intento de ahogar una nueva crisis en el Departamento de Cultura. Solana aseguró ayer que lo más probable es que se reincorpore a su puesto de profesor de instituto en Banyoles a partir del 1 de junio.

Joan Solana desgranó ayer ante los medios de comunicación los motivos de su "leal discrepancia" con la consejera. La velocidad que deseaba imprimir a la descentralización y la reivindicación de fondos y plataformas para la creación periférica están entre los argumentos del enfrentamiento. Solana envió a Mieras unos 10 informes con multitud de propuestas, la mayoría de las cuales no fueron consideradas.

"La industria cultural predomina por encima de la cultura", aseguró Solana, quien criticó que los grandes organismos culturales descentralizados y con sede en Barcelona, como el Teatro Nacional, se lleven la mayor parte del presupuesto. Solana piensa que es un problema de estructura contra el que es difícil luchar. El delegado dimisionario reivindicó que el 20% de la población, que ocupa el 80% del territorio de Cataluña, pueda tener las mismas oportunidades que los creadores de la capital en todos los ámbitos culturales.

Solana admitió que quizá el Ejecutivo sufrió "el vértigo de los primeros días de gobierno" y que eso le llevó a una "concentración de decisiones". Respecto a la consejera Caterina Mieras, explicó que ésta había sido víctima de "un juego impropio" por parte del Gobierno balear en la polémica sobre el nombramiento de la cúpula directiva del Institut Ramon Llull. Solana dijo que este "grave problema" absorbió durante meses a Mieras.

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El delegado dimisionario defendió a la consejera de Cultura asegurando que ha sido víctima de críticas muy duras sin concederle un tiempo de gracia. Solana se situó al margen de la "veda abierta" contra la consejera, pero admitió que entre ambos se habían producido enfrentamientos. "Mi retirada es más beneficiosa que perjudicial, porque en caso de enfrentamiento es mejor que uno se retire", aseguró.

Solana agradeció ayer el apoyo que le han prestado en los últimos días Pasqual Maragall, Joaquim Nadal y Marina Geli, a quienes atribuyó en exclusiva la posibilidad de poder explicar públicamente a los medios de comunicación los motivos de su dimisión en lugar de enviar una escueta nota de prensa anunciando su decisión.

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