Juan Mieg desvela sus "rumores íntimos" en sus últimas pinturas
El artista lleva a Bilbao la muestra que clausuró recientemente en Montehermoso
El pintor Juan Mieg (Vitoria, 1938) clausuró una exposición con sus últimas obras el pasado 14 de abril en el Centro Cultural Montehermoso de la capital alavesa. Con piezas de esa muestra y alguna más que ha creado posteriormente, inauguró ayer una nueva exposición en la galería Epelde & Mardaras, de Bilbao (Conde de Mirasol, 1). Son obras de estilo personal e inconfundible que desvelan sus "rumores íntimos", como afirmó Mieg.
"Los cuadros son autorretratos, porque el resultado final coincide siempre con tus rumores más íntimos", aseguró ayer Mieg mientras daba los últimos toques al montaje de su exposición, que reúne una veintena de obras de distinto formato y estará abierta hasta el próximo 16 de junio.
Los lienzos permiten contemplar a un Mieg "maduro", reconocible en cada cuadro y en cada línea, que se mueve con comodidad entre los planos, en esos mapas en grises que conforman su peculiar universo. "Yo no puedo cambiar de estilo; no sé que pasará mañana, pero mi mundo está hecho", reconoce Mieg, quien afirmó sentirse satisfecho con el resultado de la muestra del centro cultural vitoriano.
Para el pintor vitoriano, figura clave en el arte vasco del último medio siglo y uno de los fundadores del grupo Orain, esta etapa creativa es la de la sensatez, donde se muestra el poso de una trayectoria coherente, donde realiza una búsqueda interior que queda plasmada después de muchos intentos ante el cuadro. Mieg se enfrenta al lienzo en blanco "sin expectativas". "Para mí, el proceso creativo empieza desde lo desconocido, que es infinito. Estoy atento a lo que sale, no llevo un camino trazado", dice.
El creador afronta el trabajo en solitario, aislándose del mundo y reflexionando. Comienza sus piezas manchando, indaga en su interior de "manera inconsciente, casi sin reflexión" y eso le va guiando hasta que surge "una relación más consciente con la obra". En ese proceso, Mieg utiliza "el camuflaje", donde formas y gestos ya acabados son cubiertos por otros nuevos en esa búsqueda introspectiva e íntima.
Los colores del artista son grises, rosas, azules y verdes suaves, tonalidades que emplea sin estridencias. "El color es muy importante para mí, pero me estoy negando a los fuegos artificiales. Mi mundo no es ése; prefiero un mundo de susurros más que de grandes gritos", explicó. Más tarde, reconoció que sus cuadros "a veces están bastante ensordecidos; reflejan mi pequeña voz".
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