Carácter y solidez
La deportividad es uno de los valores en alza del nuevo Astra y se aprecia en el diseño exterior y en el interior, que mantiene una configuración clásica, pero con un estilo más moderno y alegre. Además incluye unos mandos muy precisos (intermitentes, limpiaparabrisas...) que se accionan con apenas rozarlos, aunque exigen acostumbrarse.
Un turbodiésel pequeño y mejorable
El motor 1.7 CDTi de 100 CV es el más potente en gasóleo hasta que llegue en septiembre el 1.9 de 150 CV. Es un propulsor de tacto suave y equilibrado que ofrece unas prestaciones aceptables para viajar e incluye la tecnología del raíl común de segunda generación.
Sin embargo, acusa su limitada cilindrada frente a los motores 2 litros de sus competidores: es más sensible a la carga en carretera, exige reducir a cuarta en las subidas y le falta algo de brío al adelantar, en parte porque las marchas son más largas de lo ideal y no permiten sacarle el máximo partido. Pero sobre todo se echa en falta una más fuerza por debajo de 2.000 revoluciones y se nota en ciudad, porque obliga a utilizar el cambio más de lo deseable para que responda con nervio.
Los consumos tampoco son muy bajos: puede gastar menos de siete litros en conducción tranquila, pero sube a ocho en ciudad y llega a nueve a ritmos rápidos.
Estabilidad sobresaliente
El nuevo Astra tiene un comportamiento dinámico muy mejorado respecto al anterior y la diferencia se aprecia más en el acabado Cosmo, que lleva suspensiones más enérgicas y la altura al suelo rebajada en 15 milímetros. Además conviene añadir el control de estabilidad ESP (590 euros) y el paquete IDS Plus (680 euros), una suspensión con control electrónico que adapta los reglajes de los amortiguadores al instante según el estado de la carretera y el estilo de conducción.
La unidad de pruebas montaba las dos opciones, muy recomendables porque aportan una estabilidad y seguridad sobresalientes: el coche gira muy plano y sin balanceos laterales en las curvas, no transmite las irregularidades del piso y se agarra muy bien sin sacrificar el confort. Y si en algún momento se superan los límites, las ayudas electrónicas recuperan el equilibrio sin que el conductor apenas lo perciba. Además, esta opción incluye también una tecla Sport en la consola que realza la deportividad: endurece la amortiguación y hace más directa la respuesta del acelerador y la dirección para mover menos el volante en los giros y disfrutar su deportividad.
Los frenos y el ABS paran el peso en pocos metros sin perder el equilibrio aunque se pise a fondo el pedal en mitad de una curva. Así, el resultado final es una conducción fácil, agradable y eficaz en todos los trazados, ya sean lentos o rápidos. Y un tacto deportivo que refuerza su carácter y permite viajar con una sensación de solidez y aplomo que dan confianza.
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