El líder radical chií Al Sáder burla el cerco de Nayaf y desafía de nuevo a EE UU
Tropas norteamericanas matan a 12 milicianos del Ejército del Mahdi en Kerbala
La orden de capturar o matar a Múqtada al Sáder no amilana al clérigo radical chií, que ayer desafió, igual que la semana pasada, a los soldados de EE UU al dirigir el rezo de los viernes ante miles de fieles en la mezquita de Kufa, a cinco kilómetros de la asediada Nayaf. El joven dirigente religioso iraquí lanzó un discurso durísimo contra los norteamericanos: "Disfrutan torturando a los prisioneros", dijo. En los combates de ayer en los alrededores de Nayaf y Kerbala, las tropas de ocupación dieron muerte al menos a 23 de milicianos del Ejército del Mahdi.
Protegido por varios centenares de leales armados, Al Sáder acudió a pie alrededor del mediodía, como cada viernes, a la mezquita de Kufa, que es desde donde dirige el rezo y pronuncia sus sermones. Los 2.500 uniformados estadounidenses, que asedian la vecina Nayaf desde hace poco más de un mes, se abstuvieron de intentar detenerle o matarle, a pesar de las repetidas advertencias en ese sentido. El joven clérigo, que desde que comenzó el cerco llamó a un alzamiento generalizado, encendió los ánimos de los fieles con sus soflamas antiestadounidenses. "¿Qué clase de libertad y democracia podemos esperar de vosotros cuando disfrutáis torturando a los prisioneros?", se preguntó, antes de reclamar que los responsables de las torturas sean entregados a los tribunales iraquíes. Al Sáder se dirigió brevemente al presidente de Estados Unidos: "Tus declaraciones no son suficientes. [Los responsables de las torturas] deben ser castigados adecuadamente". Una justicia que casi nadie en el mundo árabe cree probable si los soldados son juzgados en su país. El clérigo acusó a Washington de intentar sembrar la división entre los iraquíes.
El caso es que ayer, en Bagdad, se produjo algo casi inédito en Irak. Cientos de chiíes se acercaron en autobuses a rezar a la mezquita de Abu Hanifa, un santuario suní en el barrio de Adamiya. Líderes religiosos citados por Reuters indicaron que se trató de "una muestra de unidad [de las dos ramas del islam] frente a los ocupantes". "Han intentado dividirnos, pero han fracasado", destacó el imam que dirigió la oración, Ahmad Hassan Taha. Incluso Sadreddin Kubanji, un moderado, pidió a los rebeldes del Ejército del Mahdi -desde el lugar sagrado de la mezquita de Alí, fundador del chiísmo- que abandonaran Nayaf y regresaran a sus hogares. Pero no para mantenerse de brazos cruzados, sino para "luchar contra la ocupación y los baazistas", los miembros del Partido Baaz, que dirigió Irak durante tres décadas en las que reprimieron sin medias tintas a los chiíes y a los kurdos del norte.
Protegido por varios centenares de leales armados, Al Sáder acudió a pie alrededor del mediodía, como cada viernes, a la mezquita de Kufa, que es desde donde dirige el rezo y pronuncia sus sermones. Los 2.500 uniformados estadounidenses, que asedian la vecina Nayaf desde hace poco más de un mes, se abstuvieron de intentar detenerle o matarle, a pesar de las repetidas advertencias en ese sentido. El joven clérigo, que desde que comenzó el cerco llamó a un alzamiento generalizado, encendió los ánimos de los fieles con sus soflamas antiestadounidenses. "¿Qué clase de libertad y democracia podemos esperar de vosotros cuando disfrutáis torturando a los prisioneros?", se preguntó, antes de reclamar que los responsables de las torturas sean entregados a los tribunales iraquíes. Al Sáder se dirigió brevemente al presidente de Estados Unidos: "Tus declaraciones no son suficientes. [Los responsables de las torturas] deben ser castigados adecuadamente". Una justicia que casi nadie en el mundo árabe cree probable si los soldados son juzgados en su país. El clérigo acusó a Washington de intentar sembrar la división entre los iraquíes.
El caso es que ayer, en Bagdad, se produjo algo casi inédito en Irak. Cientos de chiíes se acercaron en autobuses a rezar a la mezquita de Abu Hanifa, un santuario suní en el barrio de Adamiya. Líderes religiosos citados por Reuters indicaron que se trató de "una muestra de unidad [de las dos ramas del islam] frente a los ocupantes". "Han intentado dividirnos, pero han fracasado", destacó el imam que dirigió la oración, Ahmad Hassan Taha. Incluso Sadreddin Kubanji, un moderado, pidió a los rebeldes del Ejército del Mahdi -desde el lugar sagrado de la mezquita de Alí, fundador del chiísmo- que abandonaran Nayaf y regresaran a sus hogares. Pero no para mantenerse de brazos cruzados, sino para "luchar contra la ocupación y los baazistas", los miembros del Partido Baaz, que dirigió Irak durante tres décadas en las que reprimieron sin medias tintas a los chiíes y a los kurdos del norte.
Poco después de concluida la plegaria de Al Sáder, se desencadenaron feroces combates entre militares norteamericanos y seguidores del clérigo en Kerbala, la segunda ciudad santa del chiísmo, en la que se hallan los mausoleos de Abbas y Husein, nieto del profeta Mahoma. Doce milicianos del Ejército del Mahdi murieron en la batalla y 14 fueron heridos, según fuentes de la policía local citadas por Efe. Los soldados emplearon sus carros de combate contra los insurgentes en las cercanías de ambas mezquitas. El jueves perdieron la vida en Nayaf 41 rebeldes cuando el Ejército de EE UU tomó la sede del Gobierno local para instaurar a un nuevo gobernador. En los combates de ayer en Nayaf, los norteamericanos mataron a nueve supuestos radicales chiíes.
La situación se degrada en Irak a medida que se acerca el 30 de junio, fecha prevista para el traspaso de algunos poderes a un Gobierno iraquí de cuya composición nada se sabe todavía. El enviado especial del secretario general de la ONU, Lajdar Brahimi, mantuvo ayer contactos en Bagdad para tratar de poner de acuerdo a los líderes religiosos y políticos de Irak.
La situación se degrada en Irak a medida que se acerca el 30 de junio, fecha prevista para el traspaso de algunos poderes a un Gobierno iraquí de cuya composición nada se sabe todavía. El enviado especial del secretario general de la ONU, Lajdar Brahimi, mantuvo ayer contactos en Bagdad para tratar de poner de acuerdo a los líderes religiosos y políticos de Irak.
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