_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Al filo del platonismo

J. Ernesto Ayala-Dip

Algunos estudiosos de la obra de Marina Mayoral señalan, entre otras características, su empeño en retratar las relaciones humanas y, sobre todo, en hacer vívida la fugacidad de las relaciones amorosas. En las buenas novelas de la escritora gallega la pena suele resultar reconfortante. Como suele suceder en las de Soledad Puértolas o Josefina Aldecoa. Reconfortantes por partida doble: porque sus personajes extraen de su pena la suficiente dosis de serenidad ante el futuro más inmediato y porque la factura narrativa permite al lector compartir esa circunstancia sin perder nunca la distancia ante la materia humana que se le expone. En la última novela de Marina Mayoral, Bajo el magnolio, precisamente la fugacidad de una relación carnal da pie a un secreto culto al amor eterno. Volveremos sobre esto. Pero además, la autora de Recóndita armonía redundará en su vocación metaliteraria y convocará a la ficción como esa instancia en donde el caos de la existencia aspira a un orden clarificador y catártico.

BAJO EL MAGNOLIO

Marina Mayoral

Alfaguara. Madrid, 2004

213 páginas. 15 euros

En Bajo el magnolio, Paco, personaje proveniente de Un árbol, un adiós, evoca ante una novelista su vida en un pazo. Fundamentalmente evoca su relación con la hija del antiguo propietario del pazo, Laura. Un amor de toda la vida que tuvo que ser compartido, a hurtadillas, con Isabel, su mujer. Por su parte, de Laura podríamos decir otro tanto respecto a Paco. Así, Marina Mayoral dibuja una simetría sentimental como eje vertebrador de toda la novela. Paco habla no sólo con la novelista (presencia muda e invisible que ayuda a disimular el monólogo de Paco) sino también ante las cenizas de Laura, depositadas bajo un magnolio del pazo. La presencia-ausencia de la novelista es el recurso de la autora para introducir ese perspectivismo tan familiar en su obra, para registrar la voz que cuenta y la que escuchamos, la de Laura, indirectamente. Mediante este dispositivo tenemos acceso a dos versiones de una misma historia. Además, Marina Mayoral no desaprovecha la ocasión para hacer compatibles historia individual y cuadro sociológico, el indestructible amor de los amantes y la compleja red que se establece entre señores y servidumbre, entre padres e hijos, entre realidad y sueño, odio y compasión. Marina Mayoral nos cuenta una historia de amor casi al filo del platonismo, pero con una intensidad sentimental perfectamente graduada. La construcción de la voz de Paco (parecida, en eficacia narrativa e igualmente exenta de clichés, a la voz femenina que construye Carlos Casares en su última novela, El sol del verano) resulta siempre creíble y convincente. Decíamos al comienzo de la debilidad de Mayoral por los romances fugaces. Pues el de esta novela, además de fugaz, es paradójico, porque el apenas instante que dura la relación entre los amantes es el mismo que hará que junto a sus cenizas bajo el magnolio su amor sobreviva a los días.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_