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Otro acusado inculpa a Villanueva en el asesinato de la fiscal boliviana

El sevillano Villanueva podría ser trasladado al penal de Palmasola

Manuel Planelles

El padre y el tío de Javier Villanueva, el sevillano de 27 años encarcelado en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) por el asesinato de una fiscal, llegaron ayer al país andino. Fue a recogerles al aeropuerto el abogado que está llevando el caso, Santiago Flores. Y lo hizo con espíritu optimista. Estaba eufórico sobre el desenlace del caso. Pero, poco a poco, la alegría se fue diluyendo a lo largo del día.

A primera hora, la policía anunció que habían apresado a otro sospechoso del asesinato de la fiscal Mónica Von Borríes. Se trataba de Sandro de Carvallo, más conocido como Leo. La Fiscalía organizó a medio día una rueda de reconocimiento, un tanto peculiar, para que el nuevo detenido pudiera aportar datos a la investigación. La rueda se realizó en el patio de la comisaría del PTJ. "Ninguna de las seis personas se parecía entre sí", se quejaba a su salida el abogado Santiago Flores. El letrado también insinuó que los agentes habían capturado a este sospechoso dos semanas antes, pero que habían esperado a hacer pública su detención al día en el que llegó el padre de Villanueva. "Además, así aleccionaban a Leo", afirmó Flores.

Sandro de Carvallo no sólo reconoció a Villanueva. Dijo que había estado con él unas 300 veces y que era un experto en tácticas militares y de secuestros. Según Carvallo, los encuentros entre ambos se produjeron en un campo de entrenamiento que supuestamente tenía la organización mafiosa de Marco Marino Diodato, el ex jefe de las Fuerzas Especiales de Ejército Boliviano que está prófugo y al que se le considera el último responsable de la muerte de la fiscal en febrero.

Carvallo implicó directamente al ciudadano español en el atentado con dinamita contra Mónica Von Borríes. Posteriormente, Villanueva reconoció que había estado en un par de ocasiones con Leo y que este le había entregado una bolsa negra para que la llevase a un lugar. "Nunca supe lo que había dentro", afirmó el acusado. Villanueva ya había sido acusado la semana pasada por el brasileño Ricardo Borba.El rumbo favorable para el sevillano que había empezado a tomar el caso, se está torciendo. Al cierre de esta edición, parecía casi seguro que el juez encargado del caso iba a ordenar el traslado de Javier Villanueva a la prisión de Palmasola, un penal al que Amnistía Internacional ya denunció por la situación deplorable en la que malviven los internos. Tanto la defensa como la familia del español han solicitado que no sea trasladado a esta cárcel porque temen por su seguridad.

Francisco y Torivio Villanueva, el padre y el tío del sevillano, llegaron ayer al país andino a las 8.30 de la mañana. Y no tuvieron tiempo más que de darse una ducha rápida para salir disparados hacia las de dependencias de la PTJ (Policía Técnica Judicial). Querían ver a Javier lo antes posible.

Al entrar en la celda, el padre abrazó al hijo y sólo alcanzó a decirle: "Hijo, que sepas que voy a apoyarte en todo... pero dime la verdad: tienes algo que ver en todo esto". Un rotundo "no" fue la respuesta del joven sevillano.

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Después, Javier contó cómo fue su detención: "Yo salí a las cuatro a mi negocio, pedí un taxi y, cuando me monté, se me sentó un tipo delante, entonces pensé que me había equivocado de taxi y me fui para fuera. Y el tipo me dice: métete dentro o te mato. Yo pensé que era un secuestro, que me estaban robando... Cualquier cosa de las que suelen pasar aquí... Se metieron dos más y uno de ellos sacó una pistola bastante grande, el otro sacó una cachiporra y el otro, otra pistola". Golpes, amenazas, electrodos, pistolas... Hasta que, según el acusado, consiguieron que grabara un video inculpándose.

El Gobierno boliviano sigue negando todos hechos y achaca las heridas y hematomas, que los médicos forenses han constatado, al forcejeo en el momento de su detención. Independientemente de sí existieron o no malos tratos, el juicio al sevillano Francisco Javier Villanueva, encarcelado en Santa Cruz de la Sierra por el asesinato de una fiscal, va camino de convertirse en un espectáculo mediático en el país andino. Cuando el padre y el tío del acusado llegaron en la mañana de ayer al aeropuerto cruceño, más de 15 cámaras de televisión les esperaban para conseguir alguna declaración. Allí se enteraron de que en tres canales nacionales ya han abierto sus teléfonos para que los ciudadanos opinen sobre la inocencia o la culpabilidad de Villanueva. Una de las locutoras de televisión explicaba que la mayoría de la sociedad de Bolivia cree que el ciudadano español es inocente.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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