Sharon anuncia ante el Parlamento israelí un nuevo plan de retirada unilateral de Gaza
El primer ministro descarta las elecciones anticipadas tras su aplastante derrota del domingo
A pesar del descalabro sufrido en el referéndum interno - realizado entre los militantes del partido Likud- sobre su plan de repliegue de la franja de Gaza, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, no arroja la toalla. "Todo el que piense que la decisión del Likud interrumpirá los esfuerzos para solucionar el conflicto [con los palestinos] se equivoca. Tengo la intención de presentar un plan con modificaciones", afirmó ayer ante el Parlamento de Jerusalén, horas después de que se conocieran los resultados oficiales del referéndum y se confirmara su aplastante derrota.
El plan de separación unilateral de los palestinos de Sharon fue rechazado por el 59,5% de los votantes frente al 39,7% que lo apoyaron. El plan proponía la retirada del Ejercito y la descolonización de la franja de Gaza (viven en ella 7.500 colonos) y de cuatro asentamientos menores de Cisjordania. A cambio, Israel se anexionaba los demás enclaves cisjordanos y mantenía la construcción del muro de separación con los palestinos.
Al anunciar ayer sus intenciones en el Parlamento, el primer ministro expresó su deseo de consensuar la futura propuesta con los demás socios de la coalición, es decir con el partido laico Shinui, con la extrema derecha nacionalista y religiosa y con los defensores de un Gran Israel desde el Mediterráneo al río Jordán. Esta propuesta no ha conseguido cerrar la crisis abierta tras el descalabro del domingo. En el horizonte se vislumbran riesgos a pesar de la clara voluntad de Sharon de seguir en el cargo: disolución del Parlamento y elecciones anticipadas. No se descarta una vía intermedia: celebración de un nuevo referéndum en idénticos términos que el anterior, pero abierto a todos los israelíes.
El partido laico Shinui pidió ayer una reunión urgente con Sharon para analizar las condiciones de su presencia en el Gobierno. Este grupo amenaza con dejar el Ejecutivo si se confirma que el Likud está controlado por los sectores radicales de la extrema derecha. El Partido Laborista, que encabeza Simon Peres, exige la disolución del Parlamento y nuevas elecciones.
Una posible fragilidad del Gobierno israelí no parece preocupar a EE UU. La Casa Blanca emitió ayer un comunicado en el que se compromete a mantener su apoyo a Sharon: "Nuestra opinión no ha cambiado. Bush ha saludado el plan de Sharon de evacuar Gaza y una parte de Cisjordania como un paso importante y valiente hacia la paz". Pero los observadores políticos aseguran que el presidente Bush podría matizar algunos de los puntos de la Declaración de Washington, difundida el 11 de abril, en la que bendecía los planes de Sharon.
Por otro lado, esta madrugada una quincena de jeeps israelíes bloquearon las tres entradas al cuartel general del dirigente palestino Yasir Arafat en Ramala, según informó un responsable palestino, que mostró su preocupación de que se tratase de preparativos para un posible ataque contra el presidente Arafat.
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