_
_
_
_
_
Aulas

Agentes de la policía científica explican su labor a universitarios

Dos agentes de la Brigada Provincial de la Policía Científica de Sevilla impartirán, hoy y mañana, en la Facultad de Química de la Universidad de Sevilla el curso La analítica aplicada a la criminalística, que este año cumple su segunda edición tras el éxito de la pasada en el que cerca de un millar de alumnos se quedaron sin plaza.

El curso, que va dirigidos a futuros biólogos, médicos, químicos y farmacéuticos, permite conocer el día a día de los agentes que trabajan en el laboratorio sevillano que investiga todos los casos de Andalucía occidental. El Cuerpo Nacional de Policía cuenta con tres laboratorios en España, distribuidos en Sevilla, en Barcelona y en Madrid.

Mariano Perelló Rius, biólogo y responsable del laboratorio de ADN de la jefatura andaluza, señaló ayer los problemas con los que se enfrentan: "El trabajo cada día es mayor, se duplica cada año y se necesitan más personas, más especialistas". Su labor consiste en conseguir los perfiles genéticos de los delincuentes, que pueden convertirse en piezas clave para condenar a un acusado en un juicio. Una muestra de sangre, de esperma o un pelo puede ser vital para esclarecer algún suceso, aunque, como señala Perelló, "las huellas no caen del cielo".

Investigadores formados

El biólogo explica que el primer paso para conseguir una prueba es la inspección ocular, en donde se recogen todo tipo de muestras que después se analizan en el laboratorio para extraer el ADN y conseguir un perfil genético. Esta información acaba archivada en una base de datos en donde los agentes cotejan si el perfil genético corresponde con alguien que ya ha sido investigado. Si no hay coincidencias, la información termina en una base de datos denominada Veritas, en la que se guardan los perfiles genéticos anónimos.

También existe una para los cadáveres sin identificar y otra para las huellas dactilares que, según el biólogo, "no desaparecerán jamás, pese a los avances científicos". En el laboratorio de la Policía Científica también trabaja el químico Antonio Luis Agüi Palomo, otro de los participantes en el curso universitario que resalta el acercamiento entre la universidad y la investigación policial. "En los países latinos parece raro que los universitarios terminen investigando crímenes, aunque poco a poco esto va siendo más normal. Se necesitan personas cualificadas para desempeñar este tipo de trabajo", señala el químico.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Agüi explicará a los alumnos cómo en menos de 24 horas se puede terminar el origen de cualquier explosivo, saber el foco de los incendios o calcular desde dónde y a qué distancia ha disparado una persona. El equipo policial está compuesto únicamente por siete personas y el laboratorio, que se fundó en 1990, se ha quedado pequeño.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_