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Reportaje:

El Pozo no se rinde

"No nos doblegamos ante el fascismo franquista, ni ahora a los terroristas", claman los vecinos

Carlos E. Cué

Sinónimo de lucha, y también de sufrimiento, El Pozo del Tío Raimundo organizó ayer una gran fiesta, pero los vecinos acabaron llorando. La plaza central del barrio, que no tiene ni nombre, empapelada por los lazos negros de los balcones y los dibujos de los niños, se llenó con las miles de personas que siguieron el concierto organizado por la asociación de vecinos, una de las más famosas y combativas de España, para honrar a las víctimas del 11-M.

Las canciones daban el aire de fiesta. Los discursos devolvían al luto. Una vecina, representante de las 2.000 familias agrupadas en torno al colectivo que impulsó el padre Llanos, el famoso cura rojo, puso en pie a la plaza cuando gritó: "Ni el Pozo ni Vallecas se doblegaron ante el fascismo franquista. Tampoco lo harán ahora ante el fascismo terrorista. Pretendían sembrar el caos, pero no podrán dictar nuestro destino. Madrid, Vallecas, Santa Eugenia, El Pozo unidos jamás serán vencidos".

"Si Aznar no nos hubiese metido en esta guerra, mi hijo hoy estaría vivo"

En casi todos los discursos hubo críticas para el PP. Agustín Zamora, portavoz de la asociación de vecinos, condenó al "trío de las Azores [Bush, Blair y Aznar]" y confió en que algún día serán juzgados por un tribunal internacional. Según Zamora, este encuentro quiere ser una "homenaje cívico" de vecinos para vecinos, al margen de actos religiosos y políticos.

De hecho, la presencia de estos últimos era muy reducida, apenas Gaspar Llamazares e Inés Sabanés, de IU. El coordinador general de la federación de izquierdas dijo que el homenaje pretendía dar un mensaje "de apoyo y esperanza" de toda España con este barrio y con todas las víctimas del 11-M.

Se movilizaron más los cantantes y actores. Algunos, como Lichis, de La Cabra Mecánica, o Luis Pastor, han vivido muchos años en este barrio y perdieron amigos en el atentado. Lichis compuso, poco después de enterrar a su amigo, una canción que estrenó ayer en el concierto. Pastor, conocido vallecano, también se emocionó al recordar al hijo muerto de un amigo suyo.

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Cantaron artistas jóvenes, como Pedro Guerra o Jorge Drexler. Y también estuvieron allí los de todas las batallas, con las canciones y los poemas de siempre: Juan Diego y Juan José Millás, que recitaron a dúo a Dámaso Alonso porque ambos habían elegido, sin ponerse de acuerdo, el mismo texto para honrar a las víctimas. También actuaron Miguel Ríos, Moncho Alpuente, Forges, Víctor Manuel... y la fiesta triste tuvo un final apoteósico con Paco Ibáñez cantando a coro con los vecinos Palabras para Julia, de Goytisolo, y A Galopar, de Alberti.

Hubo mucha emoción muy poco contenida durante todo el concierto, pero quien hizo llorar al público fue el padre de Daniel Paz, un chaval que murió en la estación de El Pozo. Se hizo el silencio cuando dijo bajito: "Hace más de un año, yo le decía a mis compañeros de trabajo: nos van a pegar un pepinazo a cuenta de la foto de las Azores. Y se lo pegaron a mi hijo".

Este hombre, entero, hablando muy despacio, quiso dejar claro que sólo hablaba en nombre de sí mismo, porque algunos familiares pueden no estar de acuerdo con sus críticas a Aznar. Pero él está convencido, y así lo dijo entre aplausos llorosos, de que además de los terroristas hay otro culpable: "Si Aznar no nos hubiese metido en esta guerra, mi hijo hoy estaría vivo. Contra el terrorismo, sí, contra la barbarie y el horror, por la paz. Pero también contra Aznar, que nos metió en una guerra en contra de la opinión de la mayoría de los españoles, la mía y la de mi hijo".

El atentado afectó sobre todo a barrios populares como El Pozo, donde la izquierda arrasa en las elecciones, y la mayoría de los vecinos se habían manifestado en contra de la guerra mucho antes del 11-M.

En muchos de los discursos estuvo muy presente el padre José María de Llanos, que murió en 1992. Aún las calles que llevan su nombre le recuerdan. Y Víctor Manuel leyó en el estrado un poema suyo. Este sacerdote jesuita, que fue formador de falangistas, llegó a El Pozo en 1955, cuando era un arrabal sin asfaltar de chabolas llamadas domingueras, porque se levantaban en domingo, de noche, para escapar al control de la Guardia Civil. El padre vio la miseria, decidió vivir en una chabola y, según confesó, descubrió a Marx. Tuvo el carné número 2.189 del Partido Comunista de España, cuando aún era clandestino, y fue fundador de Comisiones Obreras. En este barrio se quedó hasta que murió, 37 años después, en una habitación presidida por el retrato de Dolores Ibárruri, Pasionaria.

Ayer lo recordaba también el actor Juan Diego, mientras departía con Esperanza, una veterana activista de la asociación de vecinos, que tiene muy presente al padre Llanos. Ella sólo tenía clara una cosa: "Hay que seguir luchando, es lo único que nos queda", le decía al actor.

Uno de los más aplaudidos fue un cantante marroquí, Mohamed Karím, y Mustafa El Mirabet, presidente de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes (Atime). Este último dijo que el pueblo español y especialmente los vecinos de El Pozo tienen motivos para "sentirse orgullosos, porque la España democrática está más viva que nunca". El Mirabet dijo que la lealtad de sus paisanos "es inquebrantable", porque "han venido a aprender cómo se vive en democracia", y que son sólo unos pocos los que han traicionado a todos, marroquíes y españoles. "Os necesitamos para hacer frente al fanatismo", clamó.

Juan Luis Cano, de Gomaespuma, cerró el acto con una promesa: "Nuestro corazón está en El Pozo y se va a quedar".

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