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Una ONG, en la calle al echarle la Iglesia del local donde llevaba 15 años

La asociación juvenil Fray Escoba lleva siete meses en la calle después de que el párroco de su barrio, la UVA de Hortaleza, la expulsase del recinto donde llevaba 15 años trabajando. Esta entidad, que realiza actividades educativas y de tiempo libre con 100 chicos con problemas de absentismo y fracaso escolar, ha denunciado al párroco "por interrumpir la posesión pacífica de los locales" y prepara movilizaciones.

La asociación Fray Escoba, subvencionada por el Ayuntamiento y la Comunidad por su trabajo con menores, nació por iniciativa del anterior párroco de la iglesia de San Martín de Porres, Gabriel Gómez. Pero con la llegada de su sucesor, Juan Antonio Navarro, comenzaron los problemas. "El actual párroco, de tendencia neocatecumenal [conservadora], quiere que los locales del templo se dediquen a usos exclusivamente religiosos, no a actividades de tiempo libre con los chavales, y, además, no comparte nuestra forma de trabajar", explican Marta Sandoval y Cristina Sandoval, presidenta y coordinadora de la asociación.

El conflicto, hasta entonces larvado, estalló el pasado otoño cuando el párroco había pedido a los responsables de Fray Escoba que retiraran sus enseres de los locales de la iglesia, y como éstos no lo hicieron cambió las cerraduras. La asociación se quedó en la calle y las escasas reuniones que mantuvo con el responsable parroquial para solucionar el problema fueron infructuosas.

Ignacio Cavero, miembro de Fray Escoba, explica que en febrero, tras una campaña de movilizaciones, el Arzobispado les llamó "para negociar". "Pero envió a una letrada sin poder para tomar decisiones que nos escuchó sin ofrecernos alternativas. Después, a requerimiento nuestro, nos indicaron que seguían en su postura de apoyar al párroco para que nos fuésemos", asegura.

Portavoces del Arzobispado aseguran que en dicha reunión "se acordó, sin llegar a compromiso alguno, que intercederíamos ante el Consistorio para que cediese a esta entidad un local municipal". Cavero replica que ellos no han tenido noticias de esta mediación, que la mayoría de los locales del barrio pertenecen a la Comunidad, no al Ayuntamiento y que nadie les ha ofrecido aún solución alguna.

Han pasado siete meses desde que se encontraron la cerradura cambiada y aún siguen en la calle. "La falta de un local donde reunirnos está perjudicando a la asociación porque es más complicado mantener el vínculo con los chavales", añade Cavero. Para no dejar a los chicos desatendidos desempeñan su tarea en las plazas y parques de la zona, y a veces también les cede su sede alguna otra entidad del barrio. A los locales que utilizaron durante 15 años sólo pueden entrar a sacar enseres, no a trabajar.

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