_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Insultos

"Miserable", "incompetente", "mediocre", son insultos: agresiones verbales, que pueden ser calificados de injurias, quizá calumnias, por un juez. Los dedicó el ministro del Interior cesado, Acebes, al del nuevo Gobierno, Alonso. El cual había dicho que hubo "imprevisión política" en las fechas del atentado contra Madrid el 11 de marzo. No sé si política, profesional o psicológica, pero algo, evidentemente, hizo que no se tuvieran en cuenta los movimientos de los individuos que ahora están acusados de ese crimen masivo: fichados algunos, confidentes de la Policía y la Guardia Civil otros. No es ése el tema de ahora: ni investigo ni tengo pruebas: jueces y especialistas, quizá una comisión del Congreso, tendrán que aclararlo. Me importa el insulto como actitud política.

Tiene una tradición que precede a la guerra civil de 1936, y no me cuesta trabajo identificarla con lo que Primo de Rivera (hijo) llamaba "una manera de ser" propia de "la" Falange, que llegó a pasar de la agresión verbal a la "dialéctica del puño y las pistolas". Fraga, fundador del PP, inspirador de su ideología, pertenecía a Falange y tuvo cargos en ella. Hacedor ahora de rara democracia gallega emplea poco el insulto, pero dejó su germen en el partido, que tiene una antología de insultos en la época en que estuvo en la oposición, más que en la de Gobierno: una "manera de ser" abrupta, dura, despectiva. No creo que estas palabras sean insultos, o por lo menos yo no las "profiero" como tales, sino como señales. La "manera de ser" encontró un buen catecúmeno en José María Aznar, que la desarrolló entre sus admiradores, y desplazó a otros moderados de lenguaje, como Herrero de Miñón, que hubiera hecho, quizá, un partido tan conservador como éste, pero mejor educado.

Ahora, el regreso a la oposición alienta las agresiones verbales, y el propio Aznar, siendo aún presidente del Gobierno, descalificó, acusó, desvirtuó a quienes decían la verdad del suceso con una imprevisión política -frase de Alonso- verdaderamente notable. Ascendido Acebes a numero dos, con la solidaridad en este caso del numero uno, Rajoy, franqueado por Zaplana, pienso que pueden envenenar el ambiente. Tengo la esperanza de que el congreso del PP sea más duro aún al juzgar a quienes perdieron las elecciones, y les sustituya por otros. Otra "manera de ser".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_