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Reportaje:

La disputada herencia de Valentí Almirall

Artur Mas y Josep Lluís Carod debaten sobre el legado ideológico del autor de 'Lo catalanisme'

Francesc Valls

El Ateneo Barcelonés fue escenario anoche de un cortés debate protagonizado por el convergente Artur Mas, el republicano Josep Lluís Carod Rovira y los socios de la entidad. Valentí Almirall (Barcelona, 1841-1904) fue escrutado a la luz de dos concepciones del nacionalismo catalán contemporáneo, y la verdad es que en el cofre de las pertenencias intelectuales del autor de Lo catalanisme todo el mundo encontró alguna pieza de su agrado, ya que el personaje y sus vaivenes político-intelectuales dan para contentar a la numerosa familia de la transversalidad catalanista. La larga trayectoria ideológico-vital, desde el republicanismo federal de Pi Maragall hasta el Centre Català, hizo del barón del Papiol -título que nunca empleó- un político poliédrico que llegó incluso a ser cortejado por algunos lerrouxistas.

Josep Lluís Carod fue el primero en desgranar anoche la herencia de Almirall, de la que se hizo en parte albacea. Calificó al teórico nacionalista de "eslabón en la cadena que va desde el catalanismo menos intenso de Pi Margall hasta el catalanismo desbordante de Francesc Macià". Carod lo beatificó y canonizó de una tacada ante los socios del Ateneo al asegurar: "Si el catalanismo fuera una religión, Almirall sería su primer santo", y a renglón seguido glosó los hechos de este apóstol "del catalanismo laico de propuestas federalistas". El autor de Lo catalanisme desmiente, a juicio del líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que los orígenes del movimiento político nacionalista sean burgueses, "hecho al que algunos han dedicado incluso un libro", sentenció. Carod concluyó con su reivindicación de independencia para Cataluña: "A la taula d'en Bernat, qui no té Estat no hi és comptat" .

Artur Mas rehuyó los refranes y las metáforas para ir, en el terreno abonado de un público mayoritariamente nacionalista, al grano. Destacó las coincidencias de CiU con Esquerra y subrayó que la federación que colidera bebe en aguas almirallianas: "En el espíritu de Valentí Almirall estaba que Cataluña no la gobernara ningún partido que no fuera de estricta obediencia catalana". "Y eso", agregó, "siempre lo hemos hecho desde CiU".

No faltaron pullas a los aliados de ERC: "Defender el federalismo hoy en España sería ir a la homogeneización". El convergente abundó: "El día que aceptemos la reforma del Senado, estaremos perdidos". Mas comparó la obra de Almirall con la de los gobiernos de CiU: "Él fundó el Diari Català, nosotros TV-3". El dirigente de CiU, muy consistente y seguro, iba lanzando capotes a Esquerra ante un auditorio que no tardó en formular la pregunta que muchos esperaban: "¿Por qué no hay una mayoría de gobierno nacionalista CiU-ERC en Cataluña?". Carod respondió que cuando CiU pudo, no les llamó para gobernar, en referencia a la alianza con el PP, y Mas razonó que el único partido que compartió poder con CiU fue ERC (1984-1987). Un diálogo difícil con precedentes históricos que nadie citó: la Lliga y Esquerra jamás se entendieron.

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