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Reportaje:

El 25 de abril divide a Portugal

El Gobierno pone sordina a la celebración de los 30 años de la 'revolución de los claveles'

La letra R se convirtió en protagonista de las celebraciones de los 30 años de la revolución de los claveles, que el 25 de abril de 1974 acabó con la dictadura que dominaba Portugal desde 1926. Para conmemorar el aniversario, el Gobierno conservador eligió el eslogan "Abril es evolución". Muchos en la izquierda criticaron airadamente la supresión de la letra R de la palabra revolución. Otros, más combativos y silenciosos, pintaron la R suprimida delante de evolución en las pancartas colgadas por todo el país.

Esta historia demuestra que siguen vivas las diferencias ideológicas que alumbraron el golpe de 1974. Pero éste podrá ser también el último aniversario de la revolución en que las diferencias se asumen de forma tan apasionada. La generación que nació y creció en democracia tiene otras preocupaciones que rememorar el pasado.

Las encuestas muestran que los jóvenes identifican la revolución con libertad y desarrollo

"La idea de algunos miembros del actual Gobierno de llamar evolución al 25 de abril es muy desafortunada y hasta sospechosa. Hablan de evolución porque no pueden hablar de involución, del regreso al pasado con el que sueñan algunos, pocos, defensores del colonialismo y de la dictadura", afirma Mario Soares, ex presidente de la República. Para otro protagonista de la revolución, el coronel Vasco Lourenço, el problema es tener en Portugal un partido en el poder que "no fue elegido por los portugueses". Lourenço se refiere al Partido Popular, un pequeño grupo de derechas coligado con el liberal Partido Social Demócrata (PSD). Pero tanto el capitán como Soares consideran que los objetivos generales de la revolución de 1974 -democratizar, descolonizar y desarrollar- fueron alcanzados.

"Nuestro objetivo es celebrar el producto de la revolución. Y eso son 30 años de evolución", defiende António Costa Pinto, sociólogo y comisario de las celebraciones del aniversario.

Para probar esta teoría, el Gobierno publicó un retrato estadístico de Portugal de los últimos 30 años. La evolución es evidente. Hoy todos los niños van a la escuela; el analfabetismo bajó del 25% al 9%; el porcentaje de casas con agua canalizada y luz eléctrica pasó del 50% al 100%; más del 90% de los portugueses tienen acceso a la Seguridad Social, que en 1974 sólo existía para un 70%. Pero las cifras también indican que Portugal es un país envejecido demográficamente, con familias cada vez más pequeñas y bajos índices de participación de los jóvenes en la política. Y existe un fenómeno nuevo: un 5% de la población es inmigrante. "Por primera vez, Portugal es una democracia como las demás, que se compara con otros desarrollados", dice Pinto.

Pero celebrar el desarrollo portugués no resulta fácil. El país atraviesa una de las peores crisis económicas de los últimos años y la credibilidad de la justicia y de las instituciones está en niveles bajísimos. Por eso era tan importante aprovechar el momento para explicar, según el sociólogo, "este fantástico ciclo de desarrollo que vivió Portugal en los últimos 30 años" a los nacidos después de 1974.

El 40% de los portugueses no tienen memorias de la revolución y de la dictadura. A éstos, el debate entre evolución y revolución les provoca una sonrisa. Pero esa distancia no significa que resten importancia al 25 de abril. "Las encuestas muestran que los jóvenes identifican la revolución con libertad y desarrollo. Desconocen muchos datos históricos, pero lo valoran de la misma forma que la generación anterior", afirma Pedro Magalhães, columnista del diario Público e investigador social. Tiene 34 años y defiende que lo más esencial ahora es afrontar los retos del futuro: "La reforma de la educación y de la justicia". Pese a la democratización de la enseñanza, Portugal tiene un 50% de abandono escolar y el menor porcentaje de licenciados de la UE.

Melo D, músico de hip hop, nació en Angola en 1973. Su padre es blanco y su madre negra. Llegó a Portugal en 1976 y creció en un barrio de chabolas en un suburbio de Lisboa. Su trabajo es un ejemplo del Portugal más moderno. "Aprendí en la escuela que el 25 de abril es libertad", afirma. Melo D dice que es portugués, pero también africano. En ningún caso se considera europeo. "A Portugal le falta asumir su multiculturalidad. Tiene que haber una apuesta por la integración de los inmigrantes. Muchos de ellos no conciben la vida fuera de su barrio. Aprenden cosas sobre Portugal en la escuela, pero su forma de estar en el país es africana", dice.

José Luís Peixoto, 29 años, es escritor y nació en Portugal. Su primera novela, Nenhum Olhar, recibió el prestigioso premio literario José Saramago. "El 25 de abril fue importantísimo porque acabó con nuestro aislamiento. Me siento hoy europeo. Y es esencial que sigamos con nuestro acercamiento a Europa", dice este escritor, para quien "lo más importante es que la escritura no tenga que ser obligatoriamente un arma de lucha política; eso es la libertad".

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