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Reportaje:

Estudios idénticos en 116 países

Una treintena de centros españoles imparte el bachillerato internacional, una exigente formación de dos años

Un bachillerato sin fronteras. El mismo en 1.355 colegios (31 en España) de 116 países distintos. Con una misma metodología. Exámenes iguales. Y una filosofía de aprendizaje común. En esto consiste el Bachillerato Internacional (BI). Lo cursan en total unos 200.000 estudiantes de todo el mundo.

La Organización del Bachillerato Internacional es la responsable de este programa. Lo puso en marcha en 1968. Su sede central está en Ginebra y el centro de desarrollo curricular y de evaluación, en Cardiff (Reino Unido).

En España, de los 31 centros que lo imparten 14 son institutos públicos. Es un bachillerato muy especial, casi de élite. No sólo porque su currículum es más amplio, sino también por el enfoque práctico de su aprendizaje.

Está configurado a base de haber seleccionado lo mejor de los bachilleratos de cada país. En un principio estaba pensado para alumnos que estuvieran obligados a desplazarse continuamente. Por eso se desarrolló una especie de estudios itinerantes que a la vez supusiera un currículum de excelencia.

El BI se prolonga durante dos años, tiempo en el que, según los organizadores, los alumnos son capaces de adquirir los conocimientos, las habilidades y la capacidad de trabajo que supone este programa. Las calificaciones de los alumnos las otorga la organización. En mayo del segundo año los alumnos realizan los exámenes finales.

Quien lo aprueba obtiene el diploma del BI, lo que le permite acceder a las mejores universidades del mundo: Oxford, Cambridge, Heidelberg, La Sorbonne, Rotterdam Erasmus, Princeton, Harvard...

En España este diploma no está homologado, pero sí reconocido. Esto significa que los alumnos que lo cursan han de estudiar los dos bachilleratos integrados en uno.

El madrileño instituto Ramiro de Maeztu fue el primer centro público que lo puso en marcha en España en 1982. La coordinadora en este centro, Pilar González, señala que se trata de una diversificación por arriba. "Para atender las necesidades de aquellos alumnos que quieren más", asegura. "Este bachillerato está destinado a estudiantes con buen expediente, con ganas de trabajar y capacidad de organización. Es un bachillerato de nivel superior, con más horas lectivas y mayor nivel".

Todos los alumnos de BI han de cursar seis materias obligatorias: lengua materna, segunda lengua, individuos y sociedades (Historia, Geografía, Economía, Filosofía...), Ciencias Experimentales (Física, Química, Biología...), Matemáticas y Artes y optativas. Al menos tres de nivel superior (240 horas), y el resto, de nivel medio (150 horas).

Además, todos cursan Teoría del Conocimiento. Esta asignatura les permite aprender a razonar, a establecer hipótesis y a tratar temas en profundidad. Y por último, deben realizar una actividad creativa, de acción y servicio a la comunidad.

El trabajo final del BI es una monografía o trabajo de investigación dirigida por un tutor. Esta especie de tesina les permite aprender a trabajar con una metodología universitaria.

El BI tiene un planteamiento práctico del aprendizaje (el 25% de la evaluación). Se dan más horas de laboratorio, hay más salidas de campo, más lectura y más trabajos.

"Es una docencia reflexiva", señala el coordinador de este programa en el instituto Rosalía de Castro, en Santiago de Compostela, José Antonio Filgueira. "En Física, por ejemplo, los alumnos disponen de un cuadernillo con fórmulas que pueden llevar al examen. Porque no es tan importante memorizar fórmulas como saber aplicarlas a casos concretos", detalla este profesor.

Esta forma de enseñar también supone un revulsivo para los docentes. Para ellos, la organización del BI establece talleres donde les informan de los nuevos programas, de los criterios de evaluación y de las normas sobre cómo han de ser los trabajos.

La coordinadora del instituto Miguel de Cervantes, en Ciudad Real, Nuria Cortina, asegura: "Esta forma de enseñar es una manera de salir de la rutina; aunque suponga un trabajo extra, el reto para los docentes es también muy interesante".

Estudiantes del bachillerato internacional en el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid.
Estudiantes del bachillerato internacional en el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid.MANUEL ESCALERA

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