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Arafat anuncia ante una multitud estar esperando el "martirio"

Haciendo con los dedos el signo de la victoria, Yasir Arafat anunció ayer ante una multitud estar dispuesto al martirio, mientras en Israel se disparan los rumores de que el presidente de la Autoridad Palestina pudiera ser la próxima víctima de un asesinato selectivo. "Quiero decir a Sharon y a toda su banda que la montaña no puede ser derribada por el viento y que aquí todos somos mártires en potencia. Éste es mi destino, el martirio".

Yasir Arafat respondía desde las ruinas de su cuartel general de la Mukata, en Ramala, a las amenazas que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, había vertido pocas horas antes en televisión. Por enésima vez había dejado entrever que el presidente palestino podría convertirse en un blanco de los helicópteros israelíes, tal como ha ocurrido con Ahmed Yassin y Abdelaziz Rantisi, dirigentes de Hamás.

Arafat fue vitoreado por cerca de 4.000 personas, que se reunieron en la explanada de la Mukata para mostrar su solidaridad con el rais. Su discurso fue interrumpido con gritos en los que la multitud aseguraba estar dispuesta a dar hasta la última gota de sangre por el anciano líder de la OLP.

Duras reacciones

Todas las organizaciones e instituciones palestinas, desde el primer ministro Ahmed Qurei hasta la dirección de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, han cerrado filas en torno al presidente y han asegurado que el asesinato de Arafat "mataría cualquier esperanza de paz en el conflicto israelo-palestino" y "abriría un nuevo capítulo en el conflicto tras los tres años de Intifada".

Las amenazas de Sharon, más explícitas que nunca, han provocado también la reacción airada de la comunidad internacional. La consejera de Seguridad Nacional de EE UU, Condoleezza Rice, ha telefoneado al líder israelí para recordarle la oposición de Washington a cualquier ataque contra la vida de Arafat. Para Rice, sigue vigente la promesa que el jefe de Gobierno israelí hiciera hace tres años al presidente George W. Bush por la que se comprometió a no acabar con la vida de Arafat. El Ministerio de Exteriores ruso expresó también ayer en un comunicado su "gran preocupación" ante las declaraciones de Sharon.

La reacción más dura la protagonizó el enviado especial de la ONU en Irak, Lajdar Brahimi, quien afirmó ayer en París que la política de Israel es "un veneno" para Oriente Próximo. Brahimi añadió que sus palabras eran "un hecho, no una opinión".

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