Geraldine Chaplin recibe un caluroso homenaje a toda su carrera como actriz
Como Alicia en el País de las Maravillas se sintió ayer Geraldine Chaplin al recibir un homenaje a su trayectoria artística en la misma ciudad que rodó su primera película. La misma que prometía a su compañera de latín presentarle a Charlot si le dejaba copiar los trabajos, agradeció a su apellido y a España la oportunidad de trabajar en el cine. Tentada por el teatro, le han ofrecido un proyecto, pero se lo está pensando, rodará en octubre una película que augura caerá muy mal en EE UU. A sus 59 años, resumió sus ambiciones en dos palabras: "Seguir trabajando".
A partir de la segunda película en la que participó Geraldine Chaplin (California, 1944) Charles Chaplin dejó de ser crítico para ejercer como padre. "Me decía que lo mejor de la película era yo", contó Geraldine en un encuentro con medios antes de recibir el Premio Málaga por su trayectoria cinematográfica. Con ocho años apareció en Candilejas y desde entonces ha actuado en más de noventa títulos.
Al principio todos las consideraban "como una sobrina" -dijo-, ya que su padre era una de las personas "que la gente más quería en el mundo", pero después se la ha ido conociendo por sus trabajos. En 1964 rodó en Málaga Secuestro bajo el sol, su primera película. Poco después, durante el rodaje de Doctor Zhivago, de David Lean, conoció a Carlos Saura, a quien se uniría profesional y sentimentalmente. "Era un director marginal, atrevido... Queríamos cambiar el mundo y pensábamos que podíamos hacerlo". La ruptura sentimental -trabajó con Saura por última vez en Mamá cumple 100 años en 1979- trajo una pausa "involuntaria" de 20 años en las pantallas españolas en la que no recibió ninguna oferta. Volvió de la mano de sus hijastros. "Es lo que llamamos nepotismo", bromeó.
Geraldine Chaplin ha trabajado con directores como Alain Resnais, Richard Attenborough o Martin Scorsesse. Sufrió uno de los momentos más frustrantes de su carrera en el rodaje de La edad de la inocencia (1993). Scorsesse escogió a muchos actores de figuración por su físico o por su acento, entre ellos a la actriz. "Veíamos cómo trataba a Winona Ryder y nos entraba una envidia cochina porque a nosotros nos trataban como a extras", recordó.
La segunda jornada del festival acogió el estreno de Incautos, de Miguel Bardem. Una película sobre timadores ambientada a principios de los noventa en la que el director hace un guiño a banqueros y políticos, que cuenta con la participación de Federico Luppi, Victoria Abril y Ernesto Alterio. Pablo Carbonell presentó Atún y chocolate, su ópera prima.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.