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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Paso necesario, pero no suficiente

Irak adeuda a la comunidad internacional más de 380.000 millones de dólares, cifra que le sitúa como el país más endeudado del conjunto de los países de la periferia. Este hecho hace que cada iraquí deba más de 14.000 dólares, una cantidad siete veces superior a su renta per cápita. Con ello, se puede afirmar que la suerte de este país va fuertemente ligada a cómo se gestione la reestructuración de su deuda, ya que ésta supone una losa que impide financiar su desarrollo social e integral como pueblo. Hoy por hoy, es imposible pensar en un Irak libre y soberano de su futuro sin la abolición de su deuda externa. Abolición no tan sólo justificada por razones estrictamente éticas, sino también legales: la deuda iraquí es una deuda odiosa y, como tal, no debe ser pagada. Según la doctrina de la deuda odiosa, cuando cae un dictador que asumió una deuda en contra de la voluntad de su pueblo y/o que la usó para reprimir a la población, esa deuda desaparece con la caída del déspota, ya que fue él y no el pueblo su último responsable. Por ello, la deuda externa de Irak es totalmente ilegítima.

La retirada inmediata de las tropas españolas de Irak es una buena muestra de solidaridad con el pueblo iraquí, ya que ninguna ocupación ilegal es signo de buena hermandad. No obstante, si se quisiera ayudar al pueblo iraquí, sería necesario que el nuevo Ejecutivo socialista le librase del pago de la deuda odiosa, que en el caso español asciende a más de 240 millones de euros. Sin embargo, para que esa deuda pueda ser cancelada es necesaria la autorización del Club de París, organismo donde se reúnen los países acreedores con cada uno de los países deudores para reestructurar su deuda externa. Para que ello se dé, Irak necesita un Gobierno legítimo reconocido por Naciones Unidas, ya que sin interlocutor jurídico válido no es posible que ningún Estado cancele deuda alguna. Por esto, ahora más que nunca es urgente solicitar al Gobierno de Zapatero que, en coherencia con la acertada decisión de retirar al Ejército español de Irak, exija dentro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el fin de la ocupación militar y la devolución de la soberanía al pueblo iraquí para que sea éste el que elija el futuro de su destino. En este momento el Ejecutivo podrá, en nombre del pueblo español, cancelar la deuda odiosa de Sadam con el Estado español y establecer vínculos de verdadera fraternidad con el pueblo iraquí.

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